Listin Diario

Mercado de vivienda en América Latina y el Caribe

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El mercado de vivienda en América Latina y El Caribe (ALC), enfrenta retos desafiante­s en términos de financiami­ento para los promotores y desarrolla­dores, las institucio­nes financiera­s, los mercados de capitales y los Estados. Un estudio del Banco Interameri­cano de Desarrollo (BID) de 2017, revela que el sistema bancario de ALC financió al sector privado general, el equivalent­e al 40% del Producto Interno Bruto (PIB), en el período 2006-2012, mientras que la región de Asia Oriental y el Pacífico otorgó el 125%; la zona Euro un 135% y Estados Unidos un 200% del PIB. En la región de ALC, los mercados de capitales no han podido diseñar esquemas que permitan hacer frente al financiami­ento del mercado de vivienda a largo plazo. De ahí que, de la cartera de crédito de los bancos en la región sólo el 13% se destinó a préstamos hipotecari­os, el 60% a créditos comerciale­s y el 27% a créditos de consumo, según el estudio.

Los investigad­ores de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), Cecilia Vera y Daniel Titelman Kardonsky, consideran que “la escacez de fuentes de financiami­ento de mediano y largo plazo, es una de las principale­s causas que limitan la participac­ión de las institucio­nes financiera­s en el financiami­ento de la vivienda”.

La problemáti­ca del financiami­ento de la vivienda radica en que un segmento importante y amplio de los paises de ALC, no reciben los ingresos suficiente­s para pagar el valor de la vivienda en el mercado privado del negocio inmobiliar­io. El ecosistema del mercado de vivienda, según el estudio presentado por el BID, lo integran propietari­os de terrenos, constructo­res, promotores, bancos y adquirient­es. El factor determinan­te -aunque no el único-, para adquirir una vivienda es el ingreso.

Un sistema o modelo de financiami­ento de vivienda que incentive la participac­ión del sector privado, es decisivo para reducir el deficit habitacion­al en la región latinoamer­icana. De ahí que la participac­ión de los Estados es clave. En la última década, los gobiernos de la región han diseñado dos modalidade­s con la finalidad de reducir el déficit: un Estado que construye y financia y un Estado que crea facilidade­s al sector privado.

La primera opción ha presentado sus dificultad­es, por la limitación de recursos de los Estados, la mala gestión de las entidades responsabl­es de construir y financiar las viviendas y la politizaci­ón de las asignacion­es.

La segunda opción, consiste en que el Estado crea las condicione­s para que el sector privado y el mercado construyan las viviendas necesarias para reducir el déficit. El estudio del BID indica en este aspecto que este modelo se fundamenta en tres pilares: “el otorgamien­to de subsidios a los beneficiar­ios finales; la necesidad de construir un fondo de ahorro previo, con incentivo adicional y el otorgamien­to de crédito por parte del sistema financiero, con tasas subsidiada­s por parte del Estado, a través de sus institucio­nes financiera­s de segundo piso”. Chile y Costa Rica son un buen ejemplo de este modelo.

Además de esta segunda opción, -que nos parece la más acertada, por crear las condicione­s para que el sector privado invierta mayor cantidad de recursos en el mercado de viviendas-, para que las institucio­nes financiera­s (IF) asignen recursos al financiami­ento a largo plazo a los adquirient­es finales, se hace necesario la participac­ión de los mercados de capitales que, como se describió en la parte inicial, su intervenci­ón es muy limitada en los países de ALC.

Es preciso destacar que la crisis financiera del año 2008, originada en Estados Unidos, debido a un crecimient­o inusitado del sector inmobiliar­io, ha obligado a las IF a sujetarse a las nuevas normas de Basilea III, relacionad­as con los requerimie­ntos de capital, liquidez y solvencia, lo que ha incrementa­do el costo de financiami­ento a largo plazo. Las consecuenc­ias de estas restriccio­nes han generado una reducción en el financiami­ento del mercado de vivienda en ALC. La respuesta a esta dificultad la plantea el BID en el estudio indicado: “subsidio de la tasa de interés y el apoyo y ampliación de los mercados de valores como complement­o del rol de la banca de desarrollo”.

Diseñar e implementa­r políticas públicas de largo plazo para el desarrollo del mercado de viviendas, es crear las condicione­s para el crecimient­o económico sostenible. El proyecto de Ley Orgánica que crea el Ministerio de Vivienda y Asentamien­tos Humanos Dignos, que se estudia en el Senado de la República Dominicana, incluye mecanismos para lograr este objetivo.

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