Cardiología llega a 57 años con falta de recursos y poco espacio
Aunque celebran con alegría la fecha de su fundación por los aportes hechos durante estos 57 años, sus directivos narran a Listín Diario las vicisitudes que padecen y elevan su voz para que llegue a lo más alto del Palacio Nacional y el presidente Abinader acuda en su auxilio.
La pandemia del Covid -19 no sólo ha impuesto retos a la población, sino también a los centros de salud especializados, como lo es la Asociación Instituto Dominicano de Cardiología (AIDC), que desde su nacimiento ha sido un lugar de referencia para pacientes, en su mayoría de escasos recursos de todo el país, con enfermedades cardiovasculares.
Sus esfuerzos por salvar la vida de pacientes que presentan problemas complejos del corazón y de aquellos con lesiones menos severas, no se han detenido, logrando realizar 98 cirugías en medio de la pandemia, apegados a un riguroso protocolo de protección para el paciente y el personal de salud.
No obstante, pese a que no es un centro Covid, el Instituto de Cardiología se vio obligado a realizar transformaciones internas para atender pacientes con el virus que llegan a su área de emergencia, a adquirir equipos de bioseguridad para proteger a sus recursos humanos y seguir brindando servicios a pacientes en medio de un proceso de construcción de ampliación de su planta física que inició en el 2019 y que actualmente está prácticamente paralizado.
Al igual como ocurrió a nivel nacional, en el Instituto de Cardiología la presencia de pacientes y demanda de servicios se redujo en más de un 50% durante el 2020 debido al confinamiento, lo que hizo mermar la captación de los recursos económicos indispensables para sobrevivir y mantener a flote sus servicios.
Esto, de acuerdo a lo narrado por su directora la doctora Mayra Melo, junto a los doctores Pedro Corniel, subdirector y Ernesto Díaz Álvarez, asesor de Investigación, epidemiología y estadísticas del centro, mantiene la institución en precarias condiciones económicas.
A esto se suman los sacrificios internos hechos por sus propios directivos, que no recibieron salario de Navidad y del personal de salud que dejó de recibir sus tradicionales incentivos.
Pese a ello, la institución enfoca sus preocupaciones y esfuerzos en seguir ofertando con calidad los servicios a la población que encuentra en el centro respuesta a sus problemas médicos.
Llamado al Gobierno
“Estamos atravesando por las mismas penurias económicas que cuando empezamos como institución”, dice su directora como forma de describir las dificultades por las que atraviesa el establecimiento de salud, ubicado en el sector Los Ríos de la capital.
Sus directivos narraron a Listín Diario los avances, retos y necesidades del Instituto de Cardiología con motivo de arribar hoy al 57 aniversario de su fundación.
Pidieron al presidente de la República, Luis Abinader, apoyarlos, ya que apenas reciben una subvención estatal de 25 millones de pesos al año y la construcción del edificio de ampliación, prometido e iniciado por las anteriores autoridades, está paralizada, generándoles serias dificultades de espacio y para el acceso de pacientes.
Drástica reducción de servicios
Durante el 2019 el Instituto de Cardiología realizó 224 procedimientos, de los cuales 197 fueron cirugías mayores o a corazón abierto, número que de acuerdo a sus directivos no es superado por ningún otro centro de esa naturaleza en el país.
Además, se realizaron 1,323 cateterismos cardiacos, 32,417 ecocardiogramas y se ofrecieron 93,736 consultas, de las cuales 56,414 fueron de cardiología, pero el volumen de servicios brindados bajó en más de un 50% durante el 2020 fruto de la pandemia.
La tasa de mortalidad del centro es del 7 al 8%, muy similar a la media internacional, afirma el doctor Díaz Álvarez.
“Lo comido por lo servido”
Los doctores Melo, Corniel y Díaz Álvarez lamentan que pese al servicio que ofrece a la población vulnerable, esa institución apenas recibe una subvención estatal de poco más de dos millones de pesos al mes que sólo le alcanza para cubrir los servicios de electricidad y parte de la telefonía.
Su nómina, detallan, ronda los 14 millones de pesos mensuales que deben producirse en el día a día, lo que se ha visto limitado. “Es lo comido por lo servido, por eso el instituto no puede crecer”, señaló la doctora Melo.