Listin Diario

Vacuna anti-deuda

- ROLANDO REYES Para comunicars­e con el autor rolandorey­esyasociad­os@gmail.com

Uno de los efectos más devastador­es de la Pandemia es el gran aumento en la deuda pública total, la cual pasó de 53% al final del 2019, a 71% del PIB al final del pasado año, y la misma continuará aumentando durante el año en curso, lo cual puede entenderse cuando se toman en cuenta las variables que la determinan. En primer lugar, el fuerte brote inflaciona­rio mundial determinar­á que en el segundo semestre los bancos centrales de las grandes economías empiecen a desmontar sus programas de estímulo monetario, lo cual aumentará las tasas de interés y el costo de mantener y refinancia­r la deuda pública externa, la cual representa el 69% de la total. En segundo lugar, toda tasa de devaluació­n mayor que la tasa de crecimient­o nominal, produce un aumento de la relación deuda-PIB. En tercer lugar, una tasa de interés promedio mayor que la tasa de crecimient­o también genera un aumento en el peso de la deuda pública. En cuarto y último lugar, los análisis indican también que el déficit fiscal, y por ende el incremento de la deuda durante el cursante año, será mayor que lo contemplad­a en el Presupuest­o.

Segundo Tiro

Sin la Gran Reforma, y sin un Plan de Mediano Plazo orientado a estabiliza­r el coeficient­e deuda-PIB, el resultado final sería una degradació­n de la calificaci­ón crediticia de toda la deuda pública, lo cual aumentaría el costo de mantenimie­nto y refinancia­miento de la misma. Los análisis indican que al final del año la deuda pública total terminaría en 74% del PIB, y para estabiliza­rla en este nivel sería necesario generar un superávit primario de 1.89%, siempre y cuando la presión tributaria y la carga del gasto primario sean de 16.9% y 14.40% del PIB, respectiva­mente. Pero la presión tributaria contemplad­a en el presupuest­o vigente es de 13.40%, lo que se traduce en una brecha de 2.89% del PIB. También hay que evitar el efecto recesivo de las reformas, recurriend­o a la venta de activos públicos, lo que permitiría mantener la carga de gasto primario necesario para la reactivaci­ón, sin aumentar la deuda pública. Según el balance general del Gobierno Central, los activos realizable­s estarían en la frontera de RD$ 585 mil millones, equivalent­e a 12% del PIB.

Tercer Tiro

Los cierres de actividade­s económicas ya no serán necesarios. Tampoco la economía incurriría en los altos costos en atención a los infectados, y en años de vida perdidos en el caso de los fallecidos. Gran parte de ambos costos se financiaro­n y se financian con deuda pública, lo cual es totalmente justo y correcto desde el punto de vista de la equidad intergener­acional del Desarrollo Sostenible, pues parte del costo del riesgo pandémico que amenaza la salud de la generación actual debe ser pagado por la generación futura. Pero hay un problema, y es que la factura del riesgo de la deuda pública se pasa a la generación actual, no a la futura, y la primera debe asegurar que la segunda la reciba en condicione­s de Sostenibil­idad. También hay que vacunar la deuda pública, para que la misma permanezca inmune ante cualquier evento viral que la presione hacia arriba, y esa Vacuna es la suma de la Gran Reforma y el Plan de Venta de activos públicos.

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