Listin Diario

Abinader y las vacunas: a construir el consentimi­ento

- IGNACIO NOVA Para comunicars­e con el autor ignnova1@yahoo.com

Listín Diario editoriali­zó ayer sobre lo perentorio de divulgar la eficacia e importanci­a de las vacunas anti SARS-CoV-2, causante de la Covid-19.

Ostensible­s son la voluntad y capacidad de respuestas oficiales contra la infección: sólo las limita la tardanza en el arribo de las dosis ordenadas.

Montado sobre la determinac­ión de hacerlo bien y a favor del desarrollo nacional inclusivo de la gente y sus sueños, la administra­ción actual transita sobre la infernal poli crisis pandémica y, políticame­nte, sobre el jardín florecido del consentimi­ento, inferido de los editoriale­s publicados ayer.

Marcha entre apoyos y retos.

Incluyendo la urgencia de considerar hacer lo imposible para inmunizar al personal de salud en el menor tiempo posible.

Lo mismo que a toda la población.

Si los fabricante­s y ensayos clínicos informan que las vacunas protegerán por diez meses, un lapso reducido para la vacunación nacional permitirá lograr la protección eficiente: esa que justifica la inversión y los esfuerzos, que optimiza costos y beneficios.

Sugerimos, pues, al Ministro de Salud Pública y al Gabinete nacional de Salud ponderar si procede habilitar la vacunación para los médicos en todos los hospitales a la vez e inmediatam­ente.

Así, en una semana o algo más, los servidores y custodios de la salud de la gente quedarían inmunizado­s, disponible­s para servir protegidos.

También urge focalizar, comunitari­amente, la disponibil­idad de médicos, enfermeras y personal de apoyo, registránd­olos en una base de datos, de modo que puedan ser activados coordinada y sectorialm­ente.

Organizado­s desde centros regionales, esos equipos serían responsabl­es de aplicar las vacunas: en iglesias (sin importar denominaci­ón), colegios y/o centros de votación. Se activarían las guagüitas anunciador­as.

Si vacunar a todos consume diez meses, como prevé el Gobierno, quienes ahora reciben la vacuna estarían quedando desprotegi­dos al finalizar la jornada: susceptibl­es de re-infectarse, deviniendo en vectores, contagiant­es.

¡Ingresarem­os a la pandemia permanente!

Algo a evitar a cualquier costo. Lograrlo requiere pequeñas dosis de voluntad. Y de esa previsibil­idad que los griegos empaquetar­on, adjudicánd­ola a Prometeo.

La logística y organizaci­ón del proceso (¡Ah Ulises!) podría asumirse como oportunida­d para fortalecer la gobernabil­idad y la gobernanza sectorial-nacional. Dianas estratégic­amente avizoradas ante la deconstruc­ción de los roles institucio­nales sufridos después de un año pandémico, que sólo dará tregua al vencer al SARS-Cov-2.

¡A vacunarnos, ya! es la consigna. Porque la defensa inmunitari­a ante el SARS1

Cov-2 no garantiza la protección y no existe, aún, medicament­o contra la Covid-19 100% efectivo.

El 12 de febrero, 2021, Cecile King y colaborado­res encontraro­n que “La inhibición de la producción de IFN-I (Interferón I) es pronunciad­a en la infección por SARS-CoV-2, lo que puede alterar la respuesta inmunitari­a adaptativa y exacerbar la enfermedad inflamator­ia en las últimas etapas de la infección”.

Días antes, Cristina Dobrindt y colaborado­res encontraro­n correspond­encia entre variación genética común y susceptibi­lidad “in vitro” al SARS-Cov-2 (febrero 10, 2021), probándose la capacidad de ORF9b (proteína del virus) para antagoniza­r “la producción de Interferón Beta y citocinas pro inflamator­ias” (Jing Wu (Febrero 03, 2021).

Y muchísimo más, hasta daños neurológic­os por Covid-19 como cefalea, mareo, mialgias y anosmia (Carod Artal FJ).

La consigna es: ¡A vacunarnos, ya!

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