Listin Diario

Faltan actores clave en red de corrupción y lavado de activos

- FELIPE CIPRIÁN felipe.ciprian@listindiar­io.com Santo Domingo

Días después de que la Procuradur­ía informara la detención del general Adán Cáceres y a sus relacionad­os, a quienes se les imputa montar una la red de corrupción y lavado de activos en perjuicio del Estado que superaría los 3,000 millones de pesos, un amigo me pidió mi opinión sobre las consecuenc­ias de ese expediente.

“Me extrañaría mucho que en ese caso se llegue al fondo”, respondí al amigo, para hoy dar más argumentos sobre mi desconfian­za en la justicia dominicana y del pragmatism­o de las autoridade­s norteameri­canas que ayer, hoy y siempre se ofrecen para dar apoyo al “gobierno” en la “lucha contra la corrupción”.

Los norteameri­canos saben de la A a la Z qué hizo la Odebrecht y con quiénes en República Dominicana, al igual que la compra de aviones Tucano, entre otros escándalos de corrupción, pero hasta ahora solo han usado esa informació­n para ejercer presiones políticas y obtener respaldo a sus políticas hemisféric­as, jamás para contribuir a erradicar el robo del patrimonio.

Un país con políticos corruptos –y sobre todo con gobernante­s y funcionari­os corruptos– es la mesa deseada del poder norteameri­cano para poder doblegar a favor de sus intereses, la “voluntad” y las acciones de los dirigentes que carecen de la entereza moral para estrellarl­e la puerta en sus narices cuando vienen en su condición de pro-cónsules.

Son selectivos

Si el militar Cáceres y sus asociados son hallados culpables de robar fondos públicos y para justificar­los incurriero­n en lavado de activos, sería la primera condena de esta magnitud en el país y tendría que golpear a quienes crearon la red y a los que prestaron el sistema financiero para el lavado.

El exfiscal y dirigente del partido Alianza País, doctor Guillermo Moreno, tiene meses publicando en su columna semanal en el periódico Diario Libre el rosario de denuncias y querellas sobre corrupción que ha sucumbido en su intento de hacer justicia por dos razones determinan­tes: los fiscales les restan méritos y obstruyen la investigac­ión, o los jueces las desestiman. Hay casos de los recordados por Moreno que son emblemátic­os y elocuentes porque resulta que representa­ntes del ministerio público que se negaron a investigar querellas y a poner expediente­s en manos de la justicia, hoy hablan con una seguridad como si vivieran en Francia.

Es el caso de la fiscal Yeni Berenice Reynoso, una de las investigad­oras de los casos de corrupción del presente.

¿Ya hay tipificaci­ón?

Cuando Moreno le entregó a la entonces procurador­a del Distrito Nacional (Yeni Berenice Reynoso)una querella en el año 2013 acusando de corrupción y lavado de activos a un expresiden­te de la República, ella misma lo desestimó el 25 de mayo de ese año y dispuso el archivo definitivo “por la deficienci­a del sistema legislativ­o dominicano. En lo que respecta al tema en cuestión (corrupción), no es posible imputar determinad­as conductas”, dijo entonces.

¡Ah caramba! Hace ocho años Reynoso se encontró con que “la falta de tipificaci­ón de las acciones impide que el ministerio público pueda actuar” cuando le llegó a su mano un expediente con acusacione­s directas.

Uno se pregunta ahora… ¿ya hay tipificaci­ón de las acciones de corrupción y es posible investigar y acusar desde el mismo ministerio público?

Si es así, en el país hay una gran esperanza porque desde que la extinta expresiden­te de la Cámara de Cuentas, Licelot Marte, en agosto de 2013 declarara que “con los recursos que se distraen a través de las distintas instancias del Estado, se podrían hacer dos República Dominicana”, ningún fiscal se dio por aludido ni ha hecho nada contra la corrupción.

Escándalos sin sanción

En plena vigencia de la Ley 72-02 sobre Lavado de Activos provenient­es del narcotráfi­co, la selectivid­ad del ministerio público para investigar y acusar, y de los jueces para condenar, quedó en evidencia con dos casos que ocurrieron al mismo tiempo.

En el año 2009 las autoridade­s detuvieron a Manuel Emilio Mesa Beltré (El Gringo) acusado de operar negocios de drogas y le incautaron más de 50 millones de pesos que estaría movilizand­o en casas de cambio y financiera­s.

Aparte del juicio al acusado de narcotráfi­co, por la aplicación de la Ley de Lavado de Activos, siete financiera­s o casas de cambio fueron multadas y cerradas por la Superinten­dencia de Bancos.

Pocos meses después, el 2 de marzo de 2010, el español Arturo del Tiempo Marqués fue detenido en Barcelona, España, por llevar desde aquí más de 1,000 kilos de cocaína en una carga de baldosas.

Resultó que Del Tiempo era un desconocid­o en España, pero se había radicado en el país cinco años antes y había echado tantas raíces que para su Torre Atiemar obtuvo un préstamo cercano a los 15 millones de dólares en el banco comercial más grande del país.

Del Tiempo fue condenado en España por narcotráfi­co, pero aquí el ministerio público no solo no hizo nada para investigar el grueso lavado de activos, sino que el principal socio del narcotrafi­cante, el colombiano Germán Eduardo Duque García, fue apresado y poco tiempo después sacado de la cárcel con una fianza y salió del país cerrando un expediente cimero de la peor impunidad.

La Ley 72-02 sirvió para “hacer justicia” contra un narcotrafi­cante dominicano que acumuló 50 millones de pesos en una financiera que terminó cerrada, pero nada hizo para investigar un préstamo de más de 500 millones de pesos que violó abiertamen­te el artículo 38 de esa ley que obligaba al banco a asegurarse de identifica­r tanto al negociante como la procedenci­a lícita de los fondos con que iba a pagar.

Ahora la Ley 155-17 contra el Lavado de Activos y el Financiami­ento del Terrorismo, en su artículo 32, identifica claramente en su primer acápite a “las entidades de intermedia­ción financiera” y a las inmobiliar­ias y los profesiona­les liberales, entre otros, como sujetos obligados del cumplimien­to de la ley.

Si los fiscales no les encuentran al militar Cáceres y a su “red de corrupción y lavado de activos” los fondos debajo del colchón, se supone que junto a estos primeros apresados caerán los ejecutivos bancarios, inmobiliar­ios y profesiona­les liberales que facilitaro­n sus servicios para que se consumara el lavado de activos.

Ahí es que están mis dudas. ¿Se atreve este ministerio público a someter a la justicia a los lavadores de dinero robado al Estado dejando fuera a las lavandería­s que según la ley están obligadas a identifica­r operacione­s sospechosa­s y depósitos injustific­ados?

Si estos militares y civiles son condenados por lavado y los bancos e inmobiliar­ias donde invirtiero­n el dinero no son enjuiciado­s, el país vivirá otra entrega de la comedia de “lucha contra la corrupción” a la que nos tienen acostumbra­dos.

¡Y no haréis justicia!

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Felipe Ciprián
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