Gais dejan Polonia por aumento de la homofobia
Durante meses, ministros gubernamentales espetaron una retórica maliciosa sobre las personas gays. Camiones reproducían mensajes antigais a todo volumen desde bocinas por las calles de las ciudades polacas.
Finalmente, harta con un entorno hostil para las personas gais en Polonia bajo el gobernante partido Ley y Justicia, Marta Malachowska, de 31 años, quien trabaja en redes sociales, decidió mudarse a Berlín con su novia en diciembre.
“La situación se volvió demasiado para mí el año pasado”, dijo Malachowska, al agregar que había sufrido una crisis nerviosa durante las elecciones presidenciales del país el verano del 2020 cuando la retórica anti-LGBTQ lanzada por el partido gobernante se volvió particularmente estridente en un esfuerzo por atraer a electores conservadores.
La gota que derramó el vaso fue cuando una amiga cercana fue agredida por su orientación sexual, recordó.
Al arribar a Berlín, supo que había tomado la decisión correcta.
“Lo primero que vi fue una enorme bandera arcoíris colgando en la acera frente a nuestro departamento”, comentó. “Tomo a mi novia de la mano al caminar por la calle, sin pensar.
“En Polonia, siempre había este miedo en mi interior”, añadió.
De acuerdo con un sondeo del 2020 por ILGA-Europe, un grupo que aboga por los derechos gays, Polonia ahora se ubica como el país más homofóbico en la Unión Europea. Los activistas dicen que la violencia contra personas gais aumentó el año pasado en Polonia, e incluyó violencia física y la destrucción de propiedad.
Es difícil saber cuántas personas gais hay en Polonia, o cuántas se están marchando. Ya que no pueden formar uniones civiles, las parejas gais son invisibles en términos oficiales. La ley tampoco reconoce la orientación sexual o el género como motivos de crímenes de odio.
“Esto no es por accidente”, afirmó Jacek Dehnel, un escritor que se mudó a Berlín por una beca literaria con su esposo, y decidió quedarse permanentemente tras observar lo que llamó la campaña presidencial “despiadada” del año pasado. “Si no existen estadísticas, no existe un problema”.
Sin embargo, anecdóticamente, sobre todo adentro de las comunidades urbanas gais del país, hay muchas historias de jóvenes profesionistas LGBTQ que emigran.
La homosexualidad tiene mucho tiempo de ser tabú en Polonia, donde la Iglesia católica, que juega un papel prominente en la vida social y política del país, ha trabajado de la mano con el Gobierno para promover un estilo de vida conservador.
La Iglesia, que es particularmente poderosa en las zonas rurales, ha adoptado una actitud activamente hostil hacia las personas gais.
El partido Ley y Justicia, que ha estado en el poder desde el 2015, ha incitado a su base al librar campañas de odio, primero centradas en torno a los migrantes y después la comunidad LGBTQ.
Antes de que Malachowska se mudara a Berlín, estaba preocupada por las consecuencias del limbo legal en que estarían ella y su novia si permanecían en Polonia. Allí, no habrían sido consideradas parientes en caso de una emergencia médica.
Aunque está feliz de estar en Berlín, se siente triste porque su abuela no está enterada de su orientación sexual. “Le dije que me estaba mudando a Berlín con mi compañera de cuarto”, dijo. “Se siente terrible mentirle a mi familia más cercana”.