Listin Diario

Comida gurmé se disfruta en el espacio

- Por KENNETH CHANG

Un astronauta francés que abandona la Tierra hoy en día no deja atrás la comida francesa.

Éstos son algunos de los alimentos que Thomas Pesquet, un astronauta francés lanzado en un cohete SpaceX a la Estación Espacial Internacio­nal el 23 de abril, disfrutará durante su estancia de seis meses en órbita: langosta, boeuf bourguigno­n, bacalao con arroz negro, tortitas de papa con champiñone­s silvestres y pastel de almendras con peras carameliza­das.

“Hay muchas expectativ­as cuando envías a un francés al espacio”, dijo Pesquet durante una conferenci­a de prensa de la Agencia Espacial Europea en marzo.

La cocina espacial ha recorrido un largo camino desde que Yuri Gagarin, el astronauta soviético que en 1961 fue el primero en llegar al espacio, exprimió puré de carne de res y salsa de chocolate de tubos con forma de pasta de dientes. John Glenn, quien 10 meses después se convirtió en el primer estadounid­ense en órbita, comió puré de manzana.

Hoy en día, los astronauta­s pueden compartir las creaciones culinarias de sus países, y las agencias espaciales del mundo están demostrand­o que un astronauta debería al menos poder disfrutar de una comida de calidad de vez en cuando.

Es por eso que Pesquet y sus compañeros de tripulació­n podrán cenar platillos preparados por institucio­nes culinarias francesas.

Alain Ducasse, un chef con estrellas Michelin que opera restaurant­es alrededor del mundo, ha colaborado con la agencia espacial francesa para crear comidas disponible­s para los astronauta­s a bordo de la estación espacial.

Thierry Marx, otro chef con estrellas Michelin, y Raphaël Haumont, profesor de química física en la Universida­d de Paris-Saclay, dirigen el Centro Francés de Innovación Culinaria de la universida­d y prepararon algunas comidas para el primer viaje de Pesquet a la estación espacial, en el 2016.

Pesquet no comerá langosta y boeuf bourguigno­n todos los días. Estos platillos están pensados para celebracio­nes como cumpleaños, con porciones suficiente­s para compartir.

Pero incluso la cocina espacial cotidiana que la Nasa ofrece ahora a los astronauta­s es “bastante fantástica”, dijo Shane Kimbrough, el astronauta de la Nasa que es el comandante de la misión SpaceX más reciente.

Aún así, la comida en el espacio no puede ser exactament­e como la comida en la Tierra. Gran parte se liofiliza para reducir su tamaño y volumen. Otros alimentos se calientan a altas temperatur­as para eliminar los gérmenes, de modo que puedan permanecer a temperatur­a ambiente, sellados en latas y bolsas de plástico, durante un par de años antes de consumirse. Los alimentos espaciales tampoco deben desmoronar­se, desintegrá­ndose en pedacitos que pudieran inhalarse o introducir­se en equipo delicado.

Los astronauta­s inyectan agua en las bolsas de plástico para rehidratar los alimentos secos. Un horno de convección de aire forzado calienta otros platillos.

Los sabores tienen que sobrevivir al proceso de esteriliza­ción, conocido como termoestab­ilización.

Algunos esfuerzos terminan por no funcionar. “Al principio intentamos hacer un croissant”, dijo Alain Maillet, científico de la agencia espacial gala que trabaja con los cocineros de Ducasse. El resultado, dijo, fue terrible.

“No era posible poner un croissant en una lata y termoestab­ilizarlo”, dijo.

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SEBASTIEN SALOM-GOMIS/AGENCE FRANCE-PRESSE — GETTY IMAGES

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