Funda hidrodegradable, emprendimiento que se diluye en el agua
En República Dominicana se generan más de 88,000 millones de residuos plásticos y solamente 22,000 son de alguna forma procesados, lo que representa un grave problema para el medio ambiente y un tema de preocupación para los ambientalistas.
Ante esta situación, la innovadora idea de negocio de Ricardo Cavada y Patricio Cabezas es muy diferente a la realidad actual. Ellos han creado unas fundas hidrodegradables, las cuales se desintegran al estar en contacto con el agua fría o caliente, dependiendo el producto.
Es simple entender cómo funciona el emprendimiento de Ricardo y Patricio. Imagínese que toma unas vitaminas diarias, de esas que están cubiertas con cápsulas. Estas desaparecen en su cuerpo y lo que funciona realmente es el medicamento. Justamente, esas cápsulas son la materia prima de las bolsas hidrodegradables que desarrollaron en conjunto estos apasionados del cuidado ambiental.
Ricardo y Patricio, al presentar su proyecto a Listín Diario comentan que no es que un producto que contenga agua va a hacer que la funda desaparezca al instante, sino que cuando esta bolsa vaya a parar a los vertederos, el mar, las cañadas o los ríos se irá desintegrando con este recurso natural sin contaminar ni expulsar tóxicos. A diferencia, explica Ricardo, de las fundas plásticas o muchas que son biodegradables y tardar hasta 500 años en desintegrarse, las bolsas hidrodegradables desaparecen al llegar a su destino final en dos o tres meses.
La otra cara
Patricio indica que en la actualidad hay muchos productos que se hacen llamar “biodegradables”, pero todo es biodegradable. Lo que pasa es que hay tecnologías que construyen algunas bolsas a partir de alimentos como el aguacate, la caña de azúcar o la yuca.
El problema de estos productos es que para biodegradarse con menor tiempo necesitan una temperatura específica y un compostaje que es la técnica que se utiliza en algunos países de Europa, donde la gente hace estos procesos hasta en sus propios hogares, pero en Latinoamérica la normalidad es que los desechos paren en vertederos, donde la basura se mezcla.