Listin Diario

INESTABILI­DAD IMPACTARÁ A LA RD

- J.C. MALONE

Cuando las ráfagas de las metralleta­s desfloran el silencio de la madrugada, en Puerto Príncipe saben que al amanecer tendrán un nuevo gobierno. Para los haitianos tan normal como las elecciones en otros lugares, pero aquella madrugada de julio ocurrió algo “anormal”.

Mal herido y revólver en mano, el ex presidente se arrastró hasta la embajada francesa, le dieron asilo político.

Los insurrecto­s, como tiburones sedientos, silencioso­s, guiados por el olor y las gotas de sangre llegaron al escondite.

Entraron y arrastraro­n al presidente Jean Vilbrun Guillaume Sam, a la calle, ahí lo descuartiz­aron.

Al estallar el alba en aquella mañana de julio del 1915, los jubilosos insurrecto­s exhibían despojos del presidente como medallas olímpicas, incluyendo su cabeza sobre una estaca.

Las metralleta­s volvieron a desflorar el silencio de la madrugada haitiana este 7 de julio, 106 años después, ahora asesinaron al presidente Jovenel Moïse,

cambió el gobierno haitiano.

El asesinato de Moïse, como el de Guillaume Sam en 1915, puede profundiza­r la inestabili­dad política haitiana, que impactará directamen­te a la República Dominicana.

El mismo 28 de julio del 1915, cuando asesinaron a Guillaume Sam, ¿coincidenc­ia? Los marines estadounid­enses ocuparon Haití, y el 13 de mayo siguiente, ocuparon la República Dominicana.

En política internacio­nal la geografía es el destino, el prócer haitiano, Toussaint Louverture, lo explicó de otra forma: la Isla de Santo Domingo es una e indivisibl­e.

Ambas naciones participan en una danza histórico-política asombrosam­ente similar, el movimiento de una siempre repercute en la otra.

La Danza Domínico-haitiana

En 1915-16 Haití y la República Dominicana compartían la inestabili­dad política total.

En 1915 Haití tuvo tres presidente­s, Joseph Davil Théodore, Guillaume Sam y Phillippe Sudré Dartiguena­ve.

En 1916 los dominicano­s tuvieron dos presidente­s, Juan Isidro Jimenes, luego Francisco Henríquez y Carvajal.

Los “Cacos” haitianos resistiero­n las tropas de ocupación estadounid­ense de 1915, los “Gavilleros” dominicano­s resistiero­n en 1916.

Ambas naciones han sufrido tres magnicidio­s, en Haití matan un presidente en promedio cada 100 años. Mataron al presidente Henri Christophe­r en 1820, a Guillaume Sam en 1915 y ahora Moïse en el 2021.

En República Dominicana mataron tres presidente­s en 72 años, Ulises Heureaux en 1899, Ramón Cáceres en 1911 y Rafael Trujillo en 1961.

Ambos países compartier­on un magnicidio.

El presidente Sylvain Salnave fue depuesto en Haití en 1870, resistió, le solicitó asilo al presidente dominicano Buenaventu­ra Báez. Cuando llegó a la frontera, el general José María Cabral lo arrestó y entregó a sus perseguido­res, quienes lo “enjuiciaro­n, condenaron” y fusilaron.

La diferencia fundamenta­l entre dominicano­s y haitianos, me la explicó un dominicano ilustre del siglo pasado.

Juan Bosch

Lo entrevisté para el matutino El Caribe, una tarde de domingo cuando vivía en la calle César Nicolás Penson. Después de la entrevista, me invitó a una limonada y platicamos sobre arte y literatura.

Bosch me explicó, las citas son de mi memoria, “los haitianos son un pueblo de acción, nosotros no, la diferencia está en el arte. Nosotros somos cuentistas, poetas, teatristas, si escribo algo que no me gusta, saco la cuartilla de la maquinilla y la tiro al zafacón.

“Los haitianos, como son pintores, no pueden hacer eso, la pintura es un arte de acción. Cuando haces un trazo en un lienzo si sale mal, no puedes tirarlo a la basura, debes seguir pintando hasta sacar una imagen. Los haitianos son pintores, mira nuestro malecón, lleno de pinturas haitianas. Los pueblos de acción, cualquier día se levantan y decapitan sus gobernante­s”.

Bosch siempre supo lo que dijo.

Las acciones políticas haitianas, siempre impactan a los dominicano­s.

La inestabili­dad política haitiana significar­á, al menos, una crisis humanitari­a en la frontera, el gobierno dominicano debe prepararse para eso, y cualquier otra cosa que pueda pasar.

Lo único que no debemos, bajo ninguna circunstan­cia, es repetir el ejemplo del general José María Cabral.

AMBAS NACIONES HAN SUFRIDO TRES MAGNICIDIO­S, EN HAITÍ MATAN UN PRESIDENTE EN PROMEDIO CADA

100 AÑOS.

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