“Gran Bretaña Global” encuentra un lugar
LONDRES — Mientras que las relaciones entre Francia y Estados Unidos caen a su punto más bajo en décadas, Gran Bretaña ha emergido como el improbable ganador de una alianza de seguridad marítima que ha sembrado ira y recriminaciones en tres continentes.
El Gobierno británico jugó un papel temprano sirviendo como intermediario de la alianza tripartita con EE. UU. y Australia para desplegar submarinos de propulsión nuclear en el Pacífico, de acuerdo con funcionarios en Londres y Washington. El histórico acuerdo fue anunciado horas después de que Australia canceló un acuerdo de 66 mil millones de dólares por submarinos diésel-eléctricos con Francia, lo que provocó furia en París y una discreta satisfacción en Londres.
Para el primer ministro Boris Johnson, es su primera victoria tangible en una campaña para convertir a la Gran Bretaña posbréxit en un actor en el escenario mundial.
Desde que abandonaron la Unión Europea hace 18 meses, los partidarios del bréxit se han aferrado a la frase “Gran Bretaña Global”, que ha parecido más un eslogan de mercadotecnia que una política exterior coherente.
Sin embargo, el acuerdo sellado el 15 de septiembre, en el que EE. UU. y Gran Bretaña suministrarían los submarinos a Australia, confirmó el estatus de Gran Bretaña como potencia militar con expertise nuclear, así como un aliado confiable de EE. UU. También dio credibilidad al esfuerzo de Johnson de crear una presencia británica en Asia.
Gran Bretaña ha negociado acuerdos comerciales con Australia, Japón y Corea del Sur, y ha desplegado un portaaviones para ayudar a EE. UU. a vigilar a China en el Mar de China Meridional, donde Beijing construye una cadena de instalaciones militares.
“Por primera vez sí empieza a dar forma a la Gran Bretaña Global”, dijo Kim Darroch, exembajador británico en Washington. “Estamos empezando a construir una verdadera presencia en las esferas económica y de defensa”.
Australia le propuso a Gran Bretaña que británicos y estadounidenses le ayudaran a desplegar submarinos de propulsión nuclear, señalan funcionarios británicos. Los australianos concluyeron que los modelos proporcionados por los franceses no iban a ser adecuados para un futuro en el que China representaba una amenaza cada vez mayor.
Para Johnson, que ha hecho de la “relación especial” con EE. UU. la piedra angular de su política exterior, el acuerdo de los submarinos fue una compensación por el hecho de que el presidente Joseph
R. Biden Jr. ignorara sus opiniones sobre Afganistán. Varios funcionarios dijeron que Johnson quería que la retirada estuviera supeditada a las condiciones en el terreno. El primer ministro ha dejado en claro que Gran Bretaña respaldará a Biden en su prioridad número uno: la competencia con China.
En el 2016, Johnson argumentó que abandonar la Unión Europea permitiría a Gran Bretaña involucrarse de manera más independiente con China. Eso fue antes de que Beijing tomara medidas enérgicas contra Hong Kong, una antigua colonia británica.
Con todo y la satisfacción en Londres, Gran Bretaña aún enfrenta realidades geopolíticas desalentadoras. Es probable que el acuerdo de los submarinos empeore su ya tensa relación con Francia.
Aun así, Johnson tampoco debería confiar en que todo fluirá tranquilamente con Washington. Gran Bretaña puede encontrarse en oposición en materia de Irlanda del Norte, donde busca hacer cambios en los acuerdos comerciales posbréxit.
Los analistas dijeron que el trato dado por Biden a Gran Bretaña en cuanto a Afganistán, junto con la notificación de última hora que la Casa Blanca dio a Francia antes de anunciar la alianza, mostraba que EE. UU. iría tras sus intereses sin miramientos a las sensibilidades de las relaciones transatlánticas.
“Lo más notable es lo poco que hablan los estadounidenses de esto y lo mucho que lo hacen los británicos”, dijo Leslie Vinjamuri, directora del programa de EE. UU. y las Américas en Chatham House, una institución de investigación británica. “Ese hecho básico dice mucho de la relación especial. Especial no significa igual”.
Influencia post-Bréxit en una triple alianza submarina.