Frank Escobar ANTES UN NIÑO TRISTE, HOY UN ‘INFLUENCER’ ALEGRE
Una transfusión de sangre contagió de VIH a su madre, su padre cayó en el alcoholismo, y su hermana, con solo 17 años, se hizo cargo de él. Hoy tiene una historia con final feliz.
Él admite que es comparón. En cierto punto lo demuestra. Vestido de punta en blanco llegó a LISTÍN DIARIO. Eso sí, desde que comenzó a contar su historia, dejó claro que su “privanza” solo es de apariencia. La sensibilidad de Frank Escobar pudo advertirse desde que, con sus ojos llorosos, empezó a hablar de su madre.
“Fíjate, vengo de una familia bien acomodada. Cuando yo era un niño, mis padres conformaban la pareja de moda en todos los sentidos, física, económicamente y por su sólida relación”. Hasta ahí todo va bien. La historia triste de Frank comienza cuando terminó la “novela” feliz de su familia.
Sus ojos delatan que transportarse a aquellos días de su niñez aún trae nostalgia. “Recuerdo que, en su mejor momento, mi mamá comienza a tener éxito en lo que hace y esto al parecer no le agradó a mi papá. Es ahí cuando él coge la calle, se dedica a jugar y a beber y a cometer infidelidades. Mi madre no aguantó eso y se divorcian”. La situación empeoró y la economía se debilitaba cada vez más .
Cuando la separación, él y Claudia, su hermana mayor, se quedaron a vivir con su mamá, como se hace por lo regular. Todas las cosas llegaron juntas. “Mi mamá se enferma. Había que operarla de un riñón, y una mala práctica hizo que la transfundieran. El doctor que la operó y un hermano de ella, mi tío, fueron los donantes”. Aquí se detiene por unos segundos y sus ojos rojos revelan el porqué.
La transfusión la contagia con VIH
El proceso de transfusión que necesitaba su madre, Lourdes Ventura, se realizó “exitosamente”. Pero lo más lejos que todos tenían era que, el médico que le donó su sangre estaba contagiado del virus de inmunodeficiencia humana (VIH). En esos momentos, por allá por el año 1985, todavía había mucho desconocimiento de la enfermedad, y tabúes que impedían conocer a fondo sobre esta afección.
“Mi madre cada día se deterioraba más. Le hacían análisis, pruebas y de todo para saber qué le pasaba. Todo salía negativo y ella cada vez peor, hasta que un día, viendo un documental con mi hermana sobre el VIH, ella le dice: ‘Eso es lo que yo tengo’. Le hicieron la prueba y, en efecto, salió positivo”. Es notoria la tristeza que revela su rostro, y se hace necesario refrescar el ambiente pidiéndole que se pare para que el fotógrafo Silverio Vidal lo retrate con sus poses de comparón.
Momento del ‘bullying’
Después de dos o tres “cuadres” para salir impecable en las fotos, retoma el tema. En este momento Frank recuerda cómo la gente se iba alejando de ellos. “Nadie se quería acercar a nosotros. Siendo yo un niño, en el colegio, algunas personas no querían que sus hijos se juntaran conmigo, es más, hasta nos iban a expulsar del colegio, si no es por un grupo de padres que se planta a defendernos, nos sacan”. Esta parte no solo le afecta a él. Escucharlo decir esto, mueve los sentimientos hasta de las personas más insensibles.
Ella no escondía que tenía la enfermedad, pese a que para entonces ser mujer y decir que la padecía era algo demasiado escandaloso. Lo único que le preocupaba eran sus dos hijos y saber que los dejaría sin el apoyo de un padre comprometido. “Era algo bien difícil, porque había que comprar unos medicamentos muy costosos que, gracias a Dios, un tío que vivía en Puerto Rico se los mandaba”. Fue así como pudo durar alrededor de dos años. El 10 de junio del año 1987 falleció siendo él todavía un niño. Sufrió mucho y sus ojos se encargan de recordarlo, aunque hoy sea un alegre ‘influencer’.