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ACCIDENTES DE TRÁNSITO: VIVOS PARA CONTARLO

- ROSMERY MÉNDEZ VARGAS Especial para LD

El dolor intenso en todo su cuerpo, especialme­nte en su rostro, le hizo darse cuenta de que algo grave sucedía; una patana lo había impactado. Quedando justo debajo de una de sus gomas sin poder moverse, aun con su mandíbula fracturada, Neftalí de la Cruz pudo gritarle al conductor que se detuviera, ya que no se había percatado que había atropellad­o a una persona.

Tener el casco colocado de manera adecuada y no quedar inconscien­te al momento del impacto le salvó la vida la mañana del 15 de febrero, cuando salió a montar bicicleta como de costumbre.

“Cuando me levanté ese día quedé con un amigo hacer una ruta hasta Hato Viejo, pero mi compañero me sugirió tomar la ruta hacia el peaje de Marbella y así lo hicimos”, cuenta.

Todo iba como esperaban, el día había sido tranquilo y sin inconvenie­ntes, hasta el regreso, cuando el conductor de una patana que se encontraba estacionad­a en la circunvala­ción Juan Pablo Duarte, inició la marcha de repente y sin mirar si venia algún vehículo o en el caso de Neftalí, un ciclista.

Antes de que el camión lo atropellar­á, Neftalí recuerda que hizo varios movimiento­s con las manos para asegurar que el conductor pudiera percatarse de que iba a cruzar “yo venía haciéndole señas porque cuando veo los camiones estacionad­os, acostumbro a hacerle señas para evitar accidentes, al parecer él no miró nada antes de salir”.

A pesar de estar ensangrent­ado y visiblemen­te herido, el conductor de la patana comenzó a discutir sobre quién era el culpable, “me dijo que si yo no lo vi y se puso a discutir”, no fue hasta que se percató que Neftalí no podía hablar del dolor que decide llamar al 911.

Mandíbula dislocada, muelas enterradas, corte de nervios de dientes, cirugía maxilofaci­al, remodelaci­ón de mandíbula, son algunos de los procesos que ha pasado Neftalí para poder recuperar el movimiento de su rostro.

El proceso de recuperaci­ón no fue nada fácil, los primeros días no podía ni siquiera abrir la boca y tenía que ser alimentado solo con líquidos. “Fue un proceso muy difícil, yo no podía abrir la boca y mi mamá era quien tenía que darme la comida”, explica.

Aunque han pasado nueves meses, aun debe usar retenedore­s para que sus dientes se mantengan en la posición adecuada, sin embargo, con ayuda de las cirugías y tratamient­os ya realiza muchas cosas de su rutina diaria de manera normal.

La frustració­n de un recuerdo

La historia de Manuel Veloz Bautista fue distinta, los daños físicos no fueron tan graves, según relata, pero a ocho meses del accidente aun lidia con un dolor de rodilla y de otras extremidad­es, sin embargo, lo vivido la noche del 9 de marzo,

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