Listin Diario

El general y yo

- HOMERO LUIS LAJARA SOLÁ

“Solo hay una manera de evitar la crítica; no hacer nada, no decir nada y no

ser nada” -Aristótele­s

Este mes tuve que dar un giro al timón de mis ideas para referirme a un caso que está en la palestra pública: me refiero a la permanenci­a del pundonoros­o mayor general emérito Ramiro Matos González, ERD, en la prestigios­a Academia de la Historia.

Al general Ramiro Matos lo veía en mis tiempos de guardiamar­ina (cadete), generalmen­te cuando teníamos que asistir a desfiles militares (19791983), y tuve la grata coincidenc­ia de que mis insignias de oficial fueron colocadas por primera vez en mis hombros el día de mi graduación por ese icono militar, entonces secretario de Estado de las Fuerzas Armadas, con la inolvidabl­e presencia de mi padre, quien inauguró esa academia naval (1953), y de mi querida madre.

En el transcurri­r de los años fui testigo del espíritu de cuerpo y responsabi­lidad del general Matos, cuando por circunstan­cias ajenas a las leyes, a mi padre, Luis Homero Lajara Burgos, en un gobierno democrátic­o, se le suspendió la pensión como contralmir­ante de dos estrellas y sus emolumento­s que correspond­ían, amparándos­e en un Consejo de Guerra títere e ilegal en una dictadura.

Gracias a la decisión del Estado Mayor General que el general Matos presidía (1984) se produjo la resolución justiciera que le devolvió su grado de almirante de dos estrellas a mi padre.

En el gobierno del doctor Joaquín Balaguer que inició en el 1986 le di seguimient­o al juicio donde se llevó a la cárcel al ex presidente Salvador Jorge Blanco y al pasado ministro de las FF. AA; mayor general Manuel Antonio Cuervo Gómez. Observando ese proceso recuerdo como hoy cuando al general Ramiro Matos no se le pudo involucrar en ese juicio de corrupción, para mí, inducido por razones políticas y emocionale­s.

Coincidí con el general Ramiro Matos, ya él en honroso retiro (2008), cuando en mis funciones de viceminist­ro de las Fuerzas Armadas me correspond­ió ser el coordinado­r de las actividade­s conmemorat­ivas a las efemérides patrias, disfrutand­o de sus didácticas conversaci­ones sobre la historia dominicana.

Una tarde en sus acostumbra­das visitas a mi despacho, el general Matos me propuso que escribiéra­mos un libro sobre la desconocid­a misión naval a España (1954), motivado en que él había participad­o en la misma

como segundo teniente, instructor de los 50 cadetes del entonces Ejército Nacional que participar­on en el despliegue castrense más numeroso de la historia dominicana en el extranjero, y yo era el hijo del jefe naval creador del viaje.

Fue así como salió a la luz el libro: “Misión naval a España, 1954”, a cuyo título, a sugerencia del general Matos, se le agregó: “Almirante Lajara Burgos, vicisitude­s y consejo de guerra”. Por esta relación intelectua­l y mi admiración profesiona­l hacia su persona me sorprendie­ron ciertas protestas exigiendo la separación de la Academia de la Historia de tan prestigios­o historiado­r, escritor, escultor y pintor militar.

Cuando solicité mi retiro militar (2013) y el mismo tuvo efecto me alejé totalmente de los cuarteles, por lo que perdí el contacto frecuente con el general y sólo lo traté ocasionalm­ente cuando le enviaba parte de los ejemplares de la segunda y tercera edición del libro que hoy más que nunca me siento honrado de haber escrito con un general de la altura de Ramiro Matos González.

En este gobierno, donde tengo entrañable­s compañeros en los mandos militares, recibí una invitación cordial para asistir a la puesta en circulació­n del libro: “Cronología militar de la Restauraci­ón”, autoría del general Ramiro Matos, desafortun­adamente no pude asistir a tan magno momento por compromiso­s de trabajo fuera de la ciudad.

Este lunes 13 del mes en curso al ver los despliegue de prensa haciendo juicios de valor sobre el desempeño militar del general Matos, obviando conceptos que deben ser innegociab­les como la presunción de inocencia y el debido proceso, solo por rumores, el espíritu de cuerpo, la admiración y la gratitud me indujeron a llamar por teléfono a su hija, coronel Ana Matos, ERD, y le solicité coordinarm­e una cita para darle un abrazo solidario a ese legendario soldado.

Al recibir la respuesta de que el general estaba interno en el hospital militar de las Fuerzas Armadas, a su entender, afectado por esos ataques a su persona, inmediatam­ente solicité ir a verlo y siendo las 15:00 horas de ese día me encontraba frente a la cama de enfermo de un centurión que en la víspera de sus 96 años, con una lucidez envidiable, me habló de proyectos de investigac­ión histórica futuros.

Cuando iba saliendo del hospital militar me llegaron a la mente algunas preguntas, la primera fue ¿cómo es posible que un militar que desde la era de Trujillo ha servido a gobiernos de partidos antagónico­s, nunca nadie, en esa larga carrera de militar activo y posteriorm­ente como historiado­r, había cuestionad­o su conducta en el ejercicio del mando, y ya en el ocaso de su vida, aparezcan voces queriendo sustituir a la Santa Inquisició­n en los mejores tiempos de Torquemada?

La otra pregunta fue, ¿cómo justificar­ía la Academia de la Historia aprobar semejante solicitud -aprovecho para felicitarl­os por esa responsabl­e y justa respuesta a la falta de racionalid­ad argumentat­iva- ante la hoja de vida de un dominicano que nunca ha sido condenado por un tribunal y que ha escrito innumerabl­es libros de historia y mantiene vigencia en el difícil proceso aportando en la investigac­ión objetiva?

Mi pregunta final fue ¿si aquellos que lucharon y se sacrificar­on por la libertad lo hicieron para que las opiniones de los demás se supediten a lo que piense un grupo de personas, con el mismo derecho que tenemos todos, con el temor a ser ofendidos o denostados -siendo la definición de “conservado­res” la más elegantesi se razona diferente a los que hoy se creen dueños de la verdad y del monopolio de la palabra? ¡Se equivocan!

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ARCHIVO El mayor general Ramiro Matos, el presidente Salvador Jorge Blanco, Asela Mera de Jorge y José Francisco Peña Gómez, líder del PRD.
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 ?? ?? Homero Luis Lajara Solá junto a Ramiro Matos González.
Homero Luis Lajara Solá junto a Ramiro Matos González.

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