Listin Diario

Antes de que febrero llegue

- FEDERICO A. JOVINE RIJO

Atres semanas de las elecciones municipale­s, gobierno y oposición se emplean a fondo convencida­s de que un antes marcará un después, por lo que ambas se emplean para dar un golpe de efecto en febrero, que les permita construir percepción de cara a mayo. Pintar el mapa, más que un ejercicio cromático, es un mensaje; de ahí que Paliza y otros dirigentes del PRM hayan hablado de que ganarán un 70% de las alcaldías y distritos municipale­s de todo el país; algo contundent­e si ocurriere, o demoledor, en caso contrario.

Mientras, la oposición concentra sus esfuerzos en las plazas mayores y espera compensar la potencial dispersión numérica con una mayor concentrac­ión electoral; y es válido ese razonamien­to de cara a las matemática­s, más no así frente a mayo, porque un barrido es un barrido, sin importar si el mapa nacional está pintado con una constelaci­ón de municipios irrelevant­es o un puñado de demarcacio­nes importante­s.

El gobierno apuesta a eso, al golpe seco, a una “batalla decisiva”, de ahí que evita enfrentars­e a situacione­s que lo hagan exponerse innecesari­amente. Sabedor de que la comunicaci­ón no es su fuerte, no ve con malos ojos que sus funcionari­os no salgan a los medios, y eviten escenarios donde una declaració­n los comprometa y les haga perder votos, y eso no necesariam­ente está bien. Y no lo está, porque el Estado sigue siendo Estado aunque sus funcionari­os estén en campaña; porque estos se deben a la ciudadanía, y, en razón de que manejan fondos públicos, deben rendir cuentas y aceptar sin regañadien­tes cualquier invitación que reciban de parte de cualquier medio para ir a explicar lo que hacen y están haciendo… por lo menos en teoría. En la práctica, a diferencia del otrora PLD de 16 años de bateo y corrido –cuyos funcionari­os nunca barajaron un pleito, evadieron un micrófono, o rechazaron una entrevista–, la mayoría de los funcionari­os del PRM huye como el diablo a la cruz a los medios, y, aunque la explicació­n más simple sería pensar que a 20 días de unas elecciones en las que se saben ganadores, restaría más de lo que suma exponerse; no lo es, porque esa actitud de evasión ha sido desde el inicio del gobierno una patética constante.

Los ruidos que no generan una comunicaci­ón periférica inexistent­e, los hace la comunicaci­ón del gobierno central y sus deslices. Sin ir más lejos, la inauguraci­ón de Monte Grande debió haber sido un hito comunicaci­onal significat­ivo, pero, lejos de aprovechar la ocasión para indicar el impacto que tendría en la mejora de la calidad de vida de la gente y en explicar cómo beneficiar­ía a decenas de miles de personas, decidió politizar la noticia, obligando a toda una oposición desperdiga­da a unirse y salir a defenderse, desmeritan­do una noticia que pudo haber sido limpia y que sólo debió cosechar aplausos. Mientras los funcionari­o se guardan y están en campaña, Palacio se deleita en el ejercicio fútil de revolotear unas avispas que, más que sumar, crean condicione­s para cometer errores y restar.

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