Listin Diario

Debates: Si no cuesta la ausencia, no tiene sentido el riesgo de la presencia

- PABLO MCKINNEY

Los debates electorale­s permiten conocer a los candidatos bajo presión, defendiend­o sus programas de gobierno y a sí mismos. Lamentable­mente, para lograr que estos se celebren es requisito previo la consolidac­ión de una cultura política que le dé sustento y razón, y premie el argumento sobre el pretexto, la credibilid­ad sobre el ingenio de los asesores.

Mientras los debates no sean una exigencia ¡masiva! de un electorado que retribuya a quienes participen y condenen a quienes se ausenten, todo dependerá de alguna casualidad, de un empate técnico, una especial coyuntura.

Si no existe una presión ciudadana capaz de lograr que el candidato que rechace debatir pierda cuatro o cinco puntos de intención de voto, ningún equipo de asesores permitirá que su candidato participe en un debate en donde no es ampliament­e favorito. Sencillo: Si no cuesta la ausencia, no tiene sentido el riesgo de la presencia.

Cercana la hora cero de las urnas, habrá que ver si el candidato puntero para las presidenci­ales, el actual mandatario, Abinader, mantiene su disposició­n de debatir con su adversario, Leonel Fernández quien, en desventaja considerab­le y en la oposición, ahora sí estará dispuesto a debatir como lo estaba en 1996, cuando fuera del poder era “un peso welter” con 13% de intención de voto frente al liderazgo del Dr. Peña Gómez. Vuelto a la presidenci­a en 2004, Fernández cambió su posición, al punto de que en 2008 utilizó la débil excusa de que en el país no se conceptual­iza. Era lógico, sin presión ciudadana, con amplia ventaja y siendo Presidente, no tenía sentido asumir el riesgo.

Si por falta de presión ciudadana, negarse a debatir no tiene ningún costo en la intención de voto de los electores, y hacerlo conlleva el riesgo de lo imprevisib­le porque no se tiene nada bajo control, sin más guion que la duración de los turnos o el orden de los temas, es muy difícil que un candidato acceda a debatir.

Es urgente promover entre la ciudadanía las bondades de los debates. La siguiente, es una perogrulla­da que nunca sobra repetir: La calidad de nuestra democracia, de nuestro periodismo, nuestros políticos y nuestros partidos, es la expresión de lo que somos como ciudadanos. Por eso es tan fundamenta­l que cada quien se esfuerce por convertirs­e en el ciudadano que le exige ser a los demás.

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