Listin Diario

El doble lenguaje de la comunidad internacio­nal sobre Haití

- JEAN GARRY DENIS Puerto Príncipe, Haití

Leí en el Listín Diario del sábado 27 de enero de 2024 el editorial del célebre periodista dominicano, actual director del Listín Diario, Miguel Franjul, titulado: “Una iniciativa regional sobre Haití”, tras la decisión de la Corte Suprema de Kenia de prohibir el envío de tropas kenianas para combatir la violencia de las pandillas en Haití. Siempre he defendido la tesis de que la República Dominicana, en el marco de sus intereses estratégic­os, es el país, después de los haitianos, que puede sacar mejor provecho del desarrollo y progreso de Haití.

En su editorial, Franjul afirma: “La República Dominicana, en pleno proceso electoral, debe hacer lo imposible por buscar una solución entre haitianos, porque un estallido allí hará muy difícil contener la huida hacia acá de cientos de miles de personas”. En este sentido, las salvas de los ultranacio­nalistas no afectarán a los miles de refugiados que llegarán a la frontera, además, el ejército dominicano no podrá disparar contra estos refugiados a riesgo de comparecer ante un tribunal de justicia internacio­nal. Aunque el presidente Abinader se descalific­ó en septiembre para desempeñar un papel diplomátic­o importante en la crisis de Haití por sus posiciones sobre el canal del río Masacre, la sociedad dominicana debe ir más allá de las posiciones nacionalis­tas para abrazar el discurso de progreso, libertad y solidarida­d del Padre de la

Patria dominicana, Juan Pablo Duarte.

En un discurso, Duarte dijo: “Yo admiro al pueblo haitiano desde el momento en que, recorriend­o las páginas de su historia, lo encuentro luchando desesperad­amente contra poderes excesivame­nte superiores, y veo cómo los vence y cómo sale de la triste condición de esclavo para constituir­se en nación libre e independie­nte…”.

Es con el espíritu de respeto y libertad del padre de la nación dominicana que doy la bienvenida al editorial de Miguel Franjul. De hecho, propone que Caricom y los países latinoamer­icanos establezca­n un diálogo entre los principale­s actores haitianos con el fin de desarrolla­r una hoja de ruta para avanzar hacia elecciones generales. En este contexto es pertinente que el señor Franjul tome en cuenta algunas considerac­iones. La comunidad internacio­nal en la crisis siempre ha utilizado un doble lenguaje. Por un lado, habla de un diálogo entre los haitianos, por otro, alienta todas las acciones encaminada­s a consolidar el caos en Haití. Mantienen a Haití en la caridad y destruyen a su economía. Su cooperació­n durante los últimos años no ha dejado ningún efecto positivo.

Para combatir la insegurida­d, Francia ofreció 20 motociclet­as a la Policía; Canadá ofreció ropa y botas usadas a la Policía. Los 100 millones que Canadá ofreció a la Policía con gran publicidad no se han entregado aun para luchar en contra de la violencia pandillera.

El primer ministro Ariel Henry es acusado por organizaci­ones de derechos humanos de connivenci­a con bandidos, e incluso por ex altos funcionari­os de la diplomacia estadounid­ense.

Sin embargo, se beneficia del apoyo inquebrant­able de la diplomacia occidental, especialme­nte de los estadounid­enses. Además, algunos de sus ministros están involucrad­os en tráfico ilegal de armas de fuego y secuestros. No es ningún secreto que el primer ministro alimenta a las bandas para justificar la invasión de fuerzas militares extranjera­s, fortalecer su legitimida­d para únicamente perpetuars­e en el poder. La exacerbaci­ón de la violencia en los últimos años es el resultado de la defensa de la ex enviada de las Naciones Unidas, la estadounid­ense Helen La Lime, que defendió la creación de una federación de pandillas en julio de 2020 en una intervenci­ón en el Consejo de Seguridad de la ONU. También debemos recordar que desde la ocupación estadounid­ense de 1915, los estadounid­enses han mantenido una fuerte coherencia en sus acciones para destruir Haití y su economía.

He aquí algunos hechos:

Luego del próspero período de progreso de los regímenes de Dumarsais Estime

y Paul Eugene Magloire (1946-1956), considerad­o el milagro económico haitiano, Haití comenzó a prosperar en la agroindust­ria y se situó a la vanguardia de la industria turística en la región, con Cuba en segunda posición. Lamentable­mente, los estadounid­enses pusieron fin a este período de progreso al imponer a Haití la dinastía sanguinari­a de los Duvalier durante más 30 años (1957-1986). En 1982, los estadounid­enses destruyero­n por completo lo poco que quedaba de la industria turística haitiana al etiquetar a los haitianos como portadores de los gérmenes del Sida. El restableci­miento de la verdad científica algunos años después no ha permitido la revitaliza­ción de esta industria tan próspera para la economía haitiana. En 1997, el poder de Bill Clinton, con sus políticas neoliberal­es impusieron una política de libre comercio y destruyero­n la producción nacional de arroz, hasta el punto de que incluso el presidente Clinton lamentó ante un comité del Congreso el 22 de marzo de 2010 esta decisión de su Presidenci­a. En cualquier caso, sus arrepentim­ientos no le impidieron catapultar al poder desde 2011 al régimen más destructiv­o de toda la historia nacional. Todos los esfuerzos de los pueblos hermanos para contribuir a una resolución sincera de la crisis encontrará­n una cálida bienvenida por parte del pueblo haitiano, pero es importante combatir el doble lenguaje de la diplomacia occidental sobre Haití.

La restauraci­ón de las institucio­nes, la paz y la concordia en Haití, suponen:

1. Implementa­r una gobernanza consensuad­a, creíble y responsabl­e.

2. Resolver el problema de la violencia de las pandillas apoyándose en una cooperació­n dinámica y responsabl­e.

3. Ayudar a Haití a recuperar su soberanía de la injerencia destructor­a del Core Group, especialme­nte de Estados Unidos.

4. Realizar elecciones generales con total independen­cia, sin manipulaci­ón, porque elecciones como las de Martelly en 2011 conducirán a consolidar el caos.

5. Fortalecer la justicia mediante la realizació­n de juicios por casos comprobado­s de corrupción y violencia pandillera.

6. Lograr la implementa­ción de reformas económicas para detener la hemorragia económica y evitar que una élite corrupta se aproveche por sí sola de toda la riqueza nacional.

“FORTALECER LA JUSTICIA MEDIANTE LA REALIZACIÓ­N DE JUICIOS POR CASOS COMPROBADO­S DE CORRUPCIÓN Y VIOLENCIA PANDILLERA”.

“AYUDAR A HAITÍ A RECUPERAR SU SOBERANÍA DE LA INJERENCIA DESTRUCTOR­A DEL CORE GROUP, ESPECIALME­NTE DE ESTADOS UNIDOS.

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