Listin Diario

Familia sigue desolada tras impacto de copiosas lluvias

- NAYELI REYES nayeli.reyes@listindiar­io.com San Cristóbal, RD

Una familia sancristob­alense, conformada por una pareja y sus cinco hijos, aún sufre las consecuenc­ias de las copiosas lluvias del 18 de noviembre del año pasado, coronados como víctimas de la desolación y desesperan­za. Fue por un deslizamie­nto de tierra, que cayó precisamen­te encima de su vivienda, al que se suma el desborde de una cañada que les pasa cerca, que perdieron absolutame­nte todo: electrodom­ésticos, objetos de uso personal e instrument­os del hogar que resultan de primera necesidad.

Desde entonces, Erquidio y Miguelina Montero, y sus retoños, que tienen edades entre siete meses y 16 años, viven en una casa a medio construir, sin piso, sin hierros y tampoco puertas, prácticame­nte a la deriva.

Precarieda­des

“Mi casita era de madera, pero yo prefería mil veces eso que vivir como estamos ahora. Por lo menos era mía y teníamos un baño adentro, yo dormía cómodo y tranquilo, cosa que ya no puedo hacer”, afirmó Erquidio junto a su esposa, al reconocer que ahora deben realizar sus necesidade­s básicas a orillas de la cañada, consideran­do que en el lugar que les ha sido prestado de forma provisiona­l, no hay baños.

A falta de un sitio que cumpla con las condicione­s para que la numerosa familia, provenient­e de Palma Real II, pueda vivir bien dignamente, un vecino les ha cedido su obra en construcci­ón para que se las arreglen como puedan, y no les ha quedado más que adaptarse.

“Tenemos esos dos cuartos, cerrados con hojas de zinc, hay dos camas y ahí nos dividimos. En una dormimos nosotros con dos de las niñas y en la otra los otros niños”, contó Miguelina, quien además narró cómo deben salir hasta una cisterna de la comunidad diariament­e para poder bañarse.

Clamor

Aunque han recibido ayudas mínimas, y muchos ofrecimien­tos por parte de personas particular­es y empresas privadas, la familia clama por una mirada del Gobierno que les devuelva la paz y tranquilid­ad.

“Con dos o tres blocks que nos aporten, y fundas de cemento, nosotros estamos bien, porque ya yo lo que quiero y necesito es mi casa. Salir de aquí y poder estar tranquila con mis niños”, indicó también la señora. Pese a estar agradecido­s con el amigo que les prestó un techo, la insegurida­d, sobre todo en las noches, les perturba y aumenta la necesidad de levantar rápidament­e su hogar. Según contaron, un maestro constructo­r los ha estado asistiendo para poco a poco volver a levantar su casa, en el mismo lugar, pero ahora con la suficiente resistenci­a para prevalecer si algo así vuelve a ocurrir. El día de la tragedia

Fue un momento de máxima angustia cuando empezó a llover aquella noche de noviembre y se vieron encerrados por los intensos aguaceros, incluso, la primera acción de Erquidio fue socorrer a una vecina. “Salí a ayudar a la vecina, no podía con los nervios y la mujer mía corriendo con los niños y ella me llamaba, pero mi cerebro no procesaba que nosotros también estábamos en peligro”, reconoció al comentar que el noticiero de AN7 le realizó una visita y los ofrecimien­tos aumentaron, más no las ayudas.

Lo único que lograron salvar fue un juego de comedor de cuatro sillas que han podido ubicar en la sala abierta del lugar donde se hospedan, y temen que se lo roben, y otras sillas plásticas.

 ?? RAÚL ASENCIO/ LD ?? La familia habita provisiona­lmente en una casa a medio construir que le ha cedido un vecino.
RAÚL ASENCIO/ LD La familia habita provisiona­lmente en una casa a medio construir que le ha cedido un vecino.

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