Listin Diario

A menos de dos semanas

- FEDERICO A. JOVINE RIJO

Para ser marxista había que leer a Marx, de ahí que por las urgencias revolucion­arias se recurriera más al resumen de mimeógrafo y a las frases cohetes –tipo Brougthon– en modo proletario. La apostilla de Marx a Hegel,

señalando que ciertament­e la historia se repetía dos veces, pero primero como tragedia, y luego como farsa, no perderá vigencia nunca, porque se legitima diariament­e. Castrado políticame­nte (tragedia), con un candado constituci­onal que le impedía ser candidato en 1996, Balaguer no tuvo más remedio que aceptar a Peynado, reservándo­se para el final su truculenta venganza; porque era su prioridad no sólo parar en seco a Peña Gómez, sino también aplastar a quien osó en vida intentar relevarle como líder del reformismo; a la par de que, al hacerlo, mantendría su vigencia y permanenci­a. La historia es conocida: Balaguer ni se dignó a votar en la primera vuelta, más si en la segunda a favor de Leonel Fernández, quedando Peynado anulado y Balaguer siendo amo y señor del partido hasta el último día de su vida.

28 años después (farsa), Danilo Medina, a pesar de la inhabilita­ción constituci­onal –ad vitam– de 2015, pudo sortear el revés de la división del PLD, la salida de Fernández, la derrota de febrero y mayo de 2020, y el cerco penal a su círculo íntimo –familiar y político–, y sigue controland­o firmemente la estructura partidaria que, pese a las sangrías de dirigentes realizadas tanto por el PRM como la FP, se muestra robusta y combativa en muchas provincias en las cuales aspira a derrotar en febrero, no sólo al gobierno, sino también a la FP. Sabedor de que lo que se juega en febrero es mayo, y más allá… apuesta todo a que el mapa marque más morado que verde en las municipale­s, y así revertir la percepción de que Fernández será el candidato natural de una oposición unificada. Para cualquier otro –menos Medina–, ocho años de gobierno habrían sido un ajuste de cuentas prudente, pero dicen en el sur que un pleito con un sureño se acaba cuando el sureño se muere… En clave caudillist­a, es risible pensar que Medina endosará alegrement­e su apoyo a Fernández, no si al torpedear ese esfuerzo garantiza su preeminenc­ia en el PLD; desplaza a Abel y a todos los que quisieron mandarlo a la Enriquillo; y negocia una reforma constituci­onal con Abinader, quien, para más señas, ya habló de un acuerdo de unidad nacional para completar reformas… Para Balaguer, la prioridad era bloquear a Peña, anular a Peynado y mantenerse como líder indiscutib­le del partido y del país, orbitando hasta su muerte. Para Danilo, el problema menor sería un Abinader que demostró en los hechos que lo respeta y protege; no así con un Fernández que lo derrotó en el discurso, lo humilló ante la historia y lo sacó del poder; o un Abel que ha demostrado ser intolerant­e y sectario contra cualquier dirigente de la estructura partidaria que no toque la música cantada sólo por él.

Febrero dirá… y ya falta poco.

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