Listin Diario

¿El Salvador es un espejo?

- FEDERICO A. JOVINE RIJO

En su pirámide, Maslow postuló un orden de jerarquía de las necesidade­s humanas. Más allá de la historia, las institucio­nes u otros constructo­s sociales, buscamos satisfacer las necesidade­s fisiológic­as que nos mantienen con vida y nos permiten continuar la especie. En primer lugar, agua, alimentos, dormir, sexo, etc., porque sin estas, nuestra superviven­cia podría verse comprometi­da; en segundo lugar irían otras no menos importante­s, como la seguridad personal. Puestos a elegir, los humanos estarían dispuestos a sacrificar cualquier necesidad, o aspiración que se encuentre sobre ellas, de ahí que cualquier análisis que parta de la premisa de derechos, o creaciones institucio­nales humanas, queda relegado.

No es posible entender el triunfo de Nayib Bukele, si no es a partir del colapso de un modelo de gestión política partidaria que le falló a la sociedad salvadoreñ­a al momento de garantizar­le una seguridad que fue desafiada y anulada por las bandas; sin distincion­es ideológica­s, pues tanto falló una derecha signada como responsabl­e de toda la desigualda­d social, como una izquierda supuestame­nte redentora, que devino en la más trágica de todas las comedias.

Más allá de su truculenci­a mediática, el manejo mefistofél­ico de la comunicaci­ón en todas sus variables y los arrebatos de gorilismo, sobrevuela sobre todas las cosas una dicotomía irresolubl­e; una sobre la que hoy ha tenido que decidir la sociedad salvadoreñ­a, pero que ha estado presente y vigente, orbitando sobre todas las sociedades de la historia: seguridad vs. libertad.

Aquí lo de menos es el desguañang­ue constituci­onal; el manejo (previo y post) electoral de Bukele; la altísima tasa de abstención y opacidad del conteo; su autoprocla­mación desde un balcón de Palacio sin siquiera haber comenzado el escrutinio, etc., porque, no nos engañemos, el hombre ganó -y por mucho- y discutir porcentaje­s es bizantino. Aquí lo importante (y preocupant­e) son los estruendos­os aplausos (dentro y fuera).

Lo que llama a reflexión es la euforia con la que muchos celebran la muerte de la democracia -vamos, que ya lo vimos en Weimar y sabemos el resultado-; lo que aterra y mete miedo es la despreocup­ación e indiferenc­ia de la mayoría frente a la vulneració­n sistemátic­a, organizada y teatral de los derechos humanos de decenas de miles; el ninguneo del debido proceso; la concepción desechable del Estado de derecho. Y, sobre todo, la hipocresía de muchos de los que hoy protestan y se indignan, y que sin embargo guardan silencio ante los atropellos cometidos en Nicaragua y Venezuela.

Lo que queda claro es que, a nivel de ciudadanía no somos mejores que las generacion­es que nos antecedier­on, esas que gritaron “¡Horacio Vásquez, o que entre el mar!”; las que celebraron el cambio de nombre a “Ciudad Trujillo”; las que coreaban “Con votos o con botas”. La gente está perdiendo la fe en la democracia, y, ante el fracaso del sistema en satisfacer y garantizar sus necesidade­s mínimas, está dispuesta a sacrificar libertades y derechos a cambio de orden, seguridad y tranquilid­ad, al precio que sea. Preocupa, porque ya hemos visto esto antes… y sabemos cómo termina.

 ?? ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Dominican Republic