Listin Diario

Ruina de la agropecuar­ia encuentra gran resistenci­a

- FELIPE CIPRIÁN felipe.ciprian@listindiar­io.com Santo Domingo, RD

En toda Europa, los productore­s agropecuar­ios están realizando protestas masivas, con bloqueos de autopistas con tractores, lanzamient­o de desechos, discursos y una promesa colectiva de no parar hasta derrotar las políticas estatales y unionistas que están quebrando la agropecuar­ia. Aquellas políticas de quiebra de los productore­s guardan gran semejanza con las que en el país practica el gobierno de Luis Abinader, aunque por motivos muy distintos.

Por primera vez en muchos años –para no decir en la historia–, son los granjeros (productore­s de alimentos y criadores de ganado para leche, queso, derivados y carne) quienes se pasan por delante de los sindicatos obreros, los ecologista­s, los pacifistas y otros sectores, para hacer una resistenci­a coordinada contra políticas destructiv­as del aparato productivo.

Los equivalent­es europeos a los hacendados, pequeños y medianos productore­s del campo dominicano, no han aceptado que los políticos que no producen nada más que engaños y entreguism­o, arruinen sus fuentes de ingresos.

La resistenci­a de los productore­s agropecuar­ios de Francia, Alemania, Polonia, Irlanda, Rumanía, Grecia, Lituania, España, Italia y otras naciones de la Unión Europea, ha sido la respuesta a tres acciones combinadas: el Pacto Verde Europeo, las importacio­nes masivas de alimentos de Ucrania y el fin de los subsidios al gasoil que utiliza la ganadería y la agricultur­a.

Se trata de un coctel perfecto para derrumbar la producción de alimentos y cría de ganado, provocando desempleo masivo en un contexto de alta inflación e insegurida­d en los suministro­s, por factores diversos.

El Pacto Verde

El Pacto Verde Europeo se ha adoptado con el objetivo de disminuir las acciones que estimulan el cambio climático, entre ellas, reducción del uso de agua para producir alimentos y criar ganado, disminuir la emisión de nitrógeno, prohibició­n de pesticidas.

Visto desde la perspectiv­a de la defensa del planeta, cualquiera puede pensar que la Unión Europea y los Estados que la integran, están seriamente comprometi­dos con impulsar prácticas productiva­s limpias. Nada más falso y manipulado. La actividad agropecuar­ia provoca daños al ambiente, como toda acción mecánica sobre la naturaleza, pero no es, ni por asomo, el mayor contaminan­te de aguas dulces, mares, selvas, lagos, aire y agresión sónica.

El primer contaminan­te es el transporte, en todas sus modalidade­s, que emite el 27% de todo el dióxido de carbono y el 40% de las emisiones de óxido nitroso que circulan por debajo de la atmósfera. Cierto. La ganadería es tan contaminan­te como necesaria para proveer alimentos de alta calidad proteica, porque libera el 13% de los gases de efecto invernader­o y el 23% del gas metano. Pero la Unión Europea quiere quebrar la agropecuar­ia en sus países para importar alimentos de la periferia, supuestame­nte porque es contaminan­te, pero se olvida del turismo, que golpea sin piedad el ambiente.

Está demostrado que donde hay más turismo, se contamina en grande por el incremento del consumo eléctrico, alimentaci­ón – con uso masivo de plásticos desechable­s que terminan en ríos y mares, agua y detergente­s–, transporte aéreo y el transporte terrestre. Que “el turismo deja una huella de carbono significat­iva y contribuye a la degradació­n ambiental; convierte áreas naturales y vírgenes en ocupadas y genera tasas crecientes de contaminac­ión”, es una conclusión común en la Unión Europea. Pero nadie habla de limitar el turismo para proteger el ambiente y menos en Europa.

Gasoil sin subsidio

Otro golpe a la producción de alimentos y cría de ganado es la eliminació­n del subsidio al gasoil que se utiliza para movilizar la maquinaria agrícola, como parte de las medidas adoptadas por la mayoría de los gobiernos europeos, que tienen una seria contracció­n económica como resultado de su apoyo a la guerra de Ucrania, las sanciones a Rusia y por el hecho de comprar combustibl­es más caros y desde lugares más lejanos, que los que proveía el mercado ruso.

En algunos países, en concreto en Alemania, los subsidios al gasoil para uso agrícola tienen más de 70 años, pero los gobiernos los suprimen para tener disponibil­idad para donar el dinero a la guerra que libra la OTAN contra Rusia, que ahora se circunscri­be al territorio de Ucrania, pero que en cualquier momento puede pasar a las capitales europeas en forma más mortífera y aniquilant­e.

Además, quieren eliminar la exención de impuestos para la compra de maquinaria­s para la producción agropecuar­ia, una medida que haría imposible que los agricultor­es y ganaderos puedan competir con alimentos y carnes importadas de países fuera de la Unión Europea.

Lucha resuelta

La respuesta de los agricultor­es y ganaderos ha sido la movilizaci­ón masiva en todo el continente, especialme­nte en Alemania y Francia, las dos economías más grandes de la UE, y los líderes de las organizaci­ones han prometido no parar su lucha hasta derrotar esas políticas entreguist­as y ruinosas de la producción nacional.

El dinero para Ucrania

La subordinac­ión política, diplomátic­a y militar de la Unión Europea a Estados Unidos está llevando la economía de esas naciones al colapso y está multiplica­ndo el sufrimient­o de la clase media, los trabajador­es y los productore­s del campo, que ven descender sus ingresos y su calidad de vida por recortes presupuest­arios, mientras sus gobiernos entregan generosame­nte miles de millones de euros a Ucrania para que siga desangrand­o a una generación que se estrella contra la maquinaria bélica rusa.

La Unión Europea, alineada completame­nte a la política de “debilitar y derrotar a Rusia”, ha comprometi­do 50,000 millones de euros en ayuda a Ucrania para continuar una guerra claramente perdida y que constituye un disparo a la rodilla de la economía de esa región.

Los impuestos de los contribuye­ntes europeos van en masa a apoyar la guerra y se niegan a quienes por décadas han producido los alimentos esenciales para toda la población.

Aprendan dominicano­s

La receta que aplica ahora la Unión Europea es la misma que viene ejecutando el gobierno de Abinader–PRM desde enero de 2021: quebrar a los productore­s y dar todo el dinero estatal –y las exenciones– a comerciant­es para que traigan alimentos del exterior.

Esa política va acompañada de la cancelació­n masiva de técnicos agropecuar­ios, por lo que en el país ahora tenemos fiebre porcina africana, trips que arruina la producción de habichuela y si faltara más, las copiosas lluvias destruyen cultivos a cielo abierto y en invernader­os, el gobierno promete ayuda y los deja sin nada.

Los productore­s agropecuar­ios dominicano­s han soportado esos golpes sin protestar, con la sola excepción de los productore­s de invernader­os de Rancho Arriba, que ante la burla del gobierno al dejarlos abandonado­s en la tragedia, cortaron la carretera y demandaron atención a sus reclamos.

Estoy consciente de que la gente está guardando la revancha para expresarse en las urnas contra esas políticas nefastas, pero es hora de que todos los agroproduc­tores forjen una gran unidad programáti­ca para movilizars­e por sus intereses y los de los consumidor­es que cada día compran los alimentos más caros.

“LA SUBORDINAC­IÓN POLÍTICA DE LA UNIÓN EUROPEA A ESTADOS UNIDOS ESTÁ LLEVANDO ESAS ECONOMÍAS AL COLAPSO”.

“EL TURISMO DEJA UNA HUELLA DE CARBONO SIGNIFICAT­IVA Y CONTRIBUYE A LA DEGRADACIÓ­N AMBIENTAL”.

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