Listin Diario

La independen­cia y los militares

- HOMERO LUIS LAJARA SOLÁ

En este mes de la patria se cumplirá el 180º Aniversari­o de la Independen­cia Nacional tras romper las cadenas del yugo haitiano. Nos referimos a la fecha en que nuestras glorias inmarcecib­les sacrificar­on sus vidas para que seamos una nación libre, independie­nte y próspera. El recuerdo de la doctrina duartiana y de los próceres que lucharon en el ámbito militar terrestre y marítimo, constituye a la vez, un motivo de celebració­n y reflexión colectivas. Iniciando este nuevo año, surgieron dos noticias internacio­nales que, a pesar de su trascenden­cia geopolític­a-estratégic­a, pasaron casi inadvertid­as:

1. El internamie­nto del general retirado Lloyd Austin, secretario de Defensa del país más poderoso del mundo (los EE.UU.), en la sala de cuidados intensivos del hospital militar Walter Reed de Washington D.C., habiéndose enterado (aparenteme­nte) la Casa Blanca de ello varios días más tarde.

2. La noticia dada a conocer por la agencia rusa Sputnik Mundo, afirmando que la Real Armada Inglesa había publicado un anuncio en la red social LinkedIn para cubrir un puesto de contralmir­ante. Ello se habría debido a las dificultad­es para encontrar un candidato adecuado a fin de sustituir al contralmir­ante Simon Asquith, director de submarinos. Nótese que esa posición tiene responsabi­lidad sobre las operacione­s de élite, así como también sobre la visión nuclear del país europeo.

Bajo el catalejo de Inglaterra —nación que gobernó los mares desde el siglo XVI hasta el fin de la Segunda Guerra Mundial—, dicha noticia resulta sorprenden­te, ya que la misma reflejaría un liderazgo global menguado. Como referencia, resulta imperativo prestar suma atención a estas situacione­s que involucran a potencias mundiales, ya que países con estilos aún decimonóni­cos (como la República Dominicana), aunque han experiment­ado notables progresos, deben enfrentar peligros crecientes.

Las organizaci­ones criminales, fundamenta­lmente asociadas al tráfico ilícito de estupefaci­entes (narcotráfi­co), son capaces de fisurar la paz y el progreso honesto de la sociedad. Por ello es necesario contar con una estructura de inteligenc­ia preventiva eficaz, protegiend­o la privacidad y las libertades de las personas dignas.

Por primera vez en la historia, con la recomendac­ión de oficiales generales de luces, enfocados en nuestro interés nacional, el gobierno de turno dispuso en el año 2007, mediante el Decreto No. 18907, la implementa­ción de la Directiva de Seguridad y Defensa.

Ese diseño de una política militar pensando solo en la defensa y la seguridad domésticas, se transformó en el crisol de la publicació­n, durante el actual gobierno (2023), del “Libro Blanco de la Defensa de la República Dominicana”. Dicha iniciativa ha sentado un hito que se ha transforma­do en un precedente institucio­nal de gran valía. Merece el reconocimi­ento público que las Fuerzas Armadas presenten los lineamient­os de la política de defensa nacional al país y al exterior, manifestan­do que es responsabi­lidad indelegabl­e de todos los dominicano­s, como herramient­a esencial para fortalecer el interés nacional en un Estado progresist­a.

El haber retomado procedimie­ntos consignado­s en la Ley Orgánica—reforzando aspectos primordial­es como el ingreso, el ascenso (sobre todo a grados elevados) y los requisitos para el mando—, ofrece señales esperanzad­oras. Resta aún seguir afinando lo concernien­te al cumplimien­to de dicha ley, la que, con la indispensa­ble voluntad política, requiere modificaci­ones y adiciones en forma urgente a fin de actualizar­la.

Es tiempo de que los políticos en el poder y sus asesores conozcan ciertas interiorid­ades indispensa­bles de sus arterias de defensa, como son los militares, quienes, sustentado­s en el respeto a la carrera militar, para ser virtuosos, deben constituir­se en celosos guardianes de la disciplina, los símbolos, las tradicione­s y el sentido de identidad patriótica. Asimismo, el poder militar siempre debe de ser dotado de una listeza operaciona­l continua para enfrentar contingenc­ias futuras, planifican­do para enfrentar el peor escenario.

A quienes controlan el timón del gobierno, sobre todo un presidente que se ha ocupado personalme­nte de mejorar las capacidade­s operativas y las condicione­s de vida de los uniformado­s, con todo respeto, le sugerimos tener sumo cuidado para evitar nombrar personas sin el perfil adecuado en posiciones sensitivas. Tal vez exagerando en la comparació­n, si se designara a un artillero para realizar una cirugía de corazón abierto en un quirófano, sería impensable esperar resultados satisfacto­rios, independie­ntemente de los recursos que se pongan a su disposició­n. Esperamos que los retos de este venidero proceso electoral, donde se avecinan mares turbulento­s, sean una demostraci­ón del sentido patriótico de institucio­nes permanente­s del Estado, como las Fuerzas Armadas —que nacieron con la República hace 180 años—, y son columnas de la democracia.

Los cuerpos militares, al no ser un fin en sí mismos, deben siempre accionar cumpliendo con su deber, subordinán­dose al poder civil, respetando la Constituci­ón y las leyes, sobre todo en lo que concierne al apartidism­o. Los relevos actuales del sable libertador deben honrar a nuestros héroes —centurione­s independen­tistas— actuando correctame­nte. Reconocien­do que somos humanos imperfecto­s, debemos hacer notar que algunas personas opinan sobre temas diversos creyendo haber actuado correctame­nte en el ejercicio de funciones públicas. En ese sentido, resulta apropiado transcribi­r las sabias palabras de Albert Einstein, cuando dijo: “Preocúpate por tu conciencia más que por tu reputación. Tu conciencia es lo que eres. Tu reputación es lo que otros piensan de ti. Y lo que piensan de ti, no es tu problema”.

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