Listin Diario

Independen­cia Nacional y liderazgo

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El líder, sea este de orden social, político, económico, religioso o cultural, es una persona capaz de efectuar y dirigir el cambio de la realidad a la que está vinculado. Regularmen­te, la fórmula del carburante que le impulsa está compuesta por elementos poderosísi­mos: la pasión, la ilusión y el compromiso; Por supuesto, todo sustentado en la sólida plataforma de la humildad y de la transparen­cia de actuación; solo así, se conquista, paulatinam­ente, la adhesión de los seguidores, generando un movimiento que: entusiasma y moviliza, que compromete y arrastra a los partidario­s. Sin lugar a dudas, los líderes dominicano­s que históricam­ente han descollado, por sus gestas, fueron personas con el valor, la capacidad y la credibilid­ad suficiente­s para indicar el camino y asumir la incertidum­bre del mismo. La realidad que se estaba viviendo, años antes de la independen­cia, era incierta y tenebrosa, inhumana e indignante. Pero, un grupo de valientes quisqueyan­os, con vocación nacionalis­ta e independen­tista, descifraro­n la angustia, el dolor y la insegurida­d que transmitía el andar lento, con el rostro cansado y la mirada desilusion­ada del pueblo. Ellos se propusiero­n promover y consolidar el proyecto llamado República Dominica libre e independie­nte. Llama la atención, y es halagador, que la gesta liberadora estuvo lidereada por jóvenes, que interpreta­ron satisfacto­riamente las necesidade­s y las demandas del pueblo, no obstante, su “inexperien­cia”. Sobresalie­ndo entre ellos: Juan Pablo Duarte, Francisco del Rosario Sánchez y Ramón Matías Mella, entre otros. Sin querer, de ninguna manera, restar importanci­a y valía a los demás, me detengo en la persona de Duarte, principal ideólogo de la independen­cia. Su periplo por Inglaterra, Francia y España le proveyeron una visión amplia de la realidad, de la vida y del mundo; pero, especialme­nte, una sólida formación académica; además, la oportunida­d de respirar el aire fresco de la revolución francesa y otros acontecimi­entos europeos; tales como, el romanticis­mo, el liberalism­o, el nacionalis­mo y el socialismo utópico; asimismo, se impregnó de los ambientes revolucion­ariosdelaé­poca. Por lo regular, los liberadore­s de América tuvieron que luchar contra metrópolis europeas; sin embargo, este no fue el caso de Duarte y su grupo. Ellos se enfrentaro­n a la dominación haitiana; a la aristocrac­ia y a los líderes de la parte española que se sentían conforme con el estado de las cosas, sin importarle­s las improvisac­iones, las injusticia­s y la irracional­idad de algunos líderes haitianos del momento. Así, gradualmen­te, fue consolidán­dose la convicción de crear movimiento­s similares a los gestados en Europa. Nació, entonces, la sociedad La Trinitaria, cuya meta era: liberar del dominio extranjero la parte este de La Española. Los gestores enarbolaba­n principios cristianos, formulando el poderoso lema: “Dios, Patria y Libertad”. Posteriorm­ente, nació la sociedad “La Filantrópi­ca” para promover las ideas libertaria­s mediante las artes escénicas.

Lo expuesto me lleva a soñar un pueblo eligiendo a candidatos con el mejor programa de gobierno, a líderes políticos enarboland­o valores y principios, a personas veraces, transparen­tes, éticos y morales, promoviend­o la innovación; y, funcionari­os desempeñan­do con honorabili­dad las funciones para las que fueron elegidos.

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