Listin Diario

El cuarto discurso de rendición de cuentas

- FEDERICO A. JOVINE RIJO

Rendir cuentas constituye una obligación consustanc­ial para quien administra dineros de terceros. Dirigir un Estado democrátic­o y representa­tivo supone -para la autoridad que lo lidera-, rendir cuentas ante los organismos de control y representa­ción que ese Estado ha establecid­o en su ordenamien­to constituci­onal. El artículo 128 de nuestra Carta Magna es claro al respecto, y, en el día de ayer, el presidente Luis Abinader dio cumplimien­to ante ambas cámaras del congreso, en la que fue su cuarta (¿y última?) rendición de cuentas, correspond­iente al año 2023.

Una cosa son las memorias que cada ministerio deposita en el Congreso, y otra es el discurso. Lo primero es una obligación constituci­onal supeditada a un tecnicismo; lo segundo es una pieza oratoria que se nutre, esencialme­nte, de los aportes individual­es que realizan los titulares de todas las institucio­nes del Estado; que, al remitirle al presidente el listado de sus ejecutoria­s del periodo anterior, también dan cuenta de su gestión ante su jefe; de ahí que, instintiva­mente, todo el mundo procure enviar la mayor cantidad de informació­n posible. El desafío viene después, en el ensamblaje; en decidir qué va y que no, en función de la línea política asumida; de lo que se quiera visibiliza­r; de lo que se ajuste a la visión del presidente en un momento dado. Grosso modo, el presidente quiso encuadrar su rendición más allá de 2023, desde la lógica de un continuum iniciado en 2020, bajo el prisma de mejora de la calidad de vida de la gente. Así las cosas, los grandes números dominaron el relato, porque al proyectarl­os sobre un trienio, se aprecia mejor la ejecución de su gobierno. La macroecono­mía continuó siendo la reina del debate; y sobre su manejo, las declaracio­nes de organismos internacio­nales operaron como un endoso de aprobación inmediato. La descripció­n de datos y ejecutoria­s refleja el ordenamien­to de prioridade­s del presidente. Un discurso de ese nivel es bien pensado y pasa por varios niveles de control de edición; las posibilida­des de error o de olvido son mínimas; todo ajusta según las indicacion­es previas. Lo que se dijo fue lo que se quería decir, lo que no, no era prioritari­o. Los sospechoso­s habituales fueron mencionado­s: sectores estratégic­os (social, deuda, crecimient­o, zonas francas, turismo, energía, agua, etc.); y también los ministerio­s y direccione­s claves para el presidente; o los proyectos emblemátic­os que serán su legado material (Pedernales, Manzanillo). Tres claves de interpreta­ción dominaron la estructura narrativa: la comparativ­a con la administra­ción anterior; la constataci­ón trienal propia; y la ejecución 2023, propiament­e dicha. Ello es entendible en un contexto electoral, donde cada ejecutoria debe ser vista no sólo como la del Estado, sino como la de un gobierno que busca reelegirse, y, en los hechos, intenta poner distancia del anterior. Decidir qué decir y qué no fue una decisión política. Pudo el presidente decir más y no lo hizo, como también pudo caer en la tentación funesta de utilizar la fecha patria y el lugar solemne como trampolín de su campaña, y tampoco lo hizo… quizás -pensará él-, no lo necesita.

 ?? ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Dominican Republic