Listin Diario

Para los ucranianos, ha sido una guerra de 10 años

- Por ANDREW E. KRAMER

KIEV, Ucrania — Eran un ejército imprevisto, peleando con bates de beisbol, cocteles Molotov y escudos de Pero para los ucranianos, los manifestan­tes que se enfrentaro­n a los policías antimotine­s en la plaza principal de Kiev hace una década fueron los primeros soldados en una guerra que hoy continúa. En el levantamie­nto de Maidan de 2014, los ucranianos salieron a las calles para protestar la decisión del presidente Viktor Yanukovich de renunciar a lazos más estrechos con Europa y, en cambio, alinearse más estrechame­nte con Moscú. En los últimos días del levantamie­nto, la policía mató a más de cien manifestan­tes.

Sus retratos ahora adornan un muro de honor en el Monasterio de las Cúpulas Doradas de San Miguel en Kiev. Son los primeros mostrados, por adelante de los retratos de los soldados muertos en el conflicto de ocho años en el este de Ucrania que sirvió como preludio a la invasión a gran escala de Rusia el 24 de febrero de 2022.

Esto refleja la opinión que tienen muchos ucranianos: tienen 10 años de pelear contra Rusia, no dos. La invasión rusa de Ucrania se produjo en dos fases, señalan los ucranianos. La primera fue hace una década, cuando los soldados rusos cruzaron la frontera poco después de que Yanukovich fuera expulsado al exilio, desatando la guerra en el este. Fue una intervenci­ón militar no reconocida por Moscú, envuelta en una niebla de artimañas y negaciones tan improbable­s que pocos se dejaron engañar. Pero aun así sirvió para mitigar la respuesta tanto ucraniana como internacio­nal.

La guerra giró hace dos años hacia un esfuerzo descarado de Rusia por apoderarse militarmen­te del territorio. Mientras el mundo marcó el segundo aniversari­o de la invasión rusa, los ucranianos también recordaron la ira y la determinac­ión que impulsaron el levantamie­nto de 2014.

“Siempre hemos estado luchando contra Rusia”, dijo el Capitán Oleh Voitsekhov­sky, quien protestó en la Plaza Maidan, combatió en la guerra en el este y sigue peleando hoy. Su visión de la historia de Ucrania, dijo, es la de una lucha continua contra Moscú.

En sus últimos días, el levantamie­nto de 2014 casi se vino abajo cuando los manifestan­tes ya ocupaban sólo unos cientos de metros cuadrados de adoquines y habían recurrido a la quema de llantas para mantener encendida una hoguera gigante que frenaba a la policía antimotine­s. Francotira­dores de la policía dispararon contra la multitud, dejando cadáveres regados en el pavimento en Kiev. La protesta terminó cuando los jefes de los servicios de seguridad y los líderes de la protesta llegaron a un acuerdo y la policía abandonó la capital. Esto dejó a Yanukovich sin protección y huyó al este de Ucrania y luego a Rusia el 24 de febrero de 2014.

En un discurso a la nación en conmemorac­ión del décimo aniversari­o de los hechos, el presidente Volodímir Zelenski trazó una línea entre el levantamie­nto de Maidan y la actual guerra de trincheras. Los ucranianos lucharán, dijo, “en las plazas, en las barricadas y hoy en el frente”.

Cuando los tanques rusos cruzaron la frontera hace dos años, unos 400 mil ucranianos ya habían combatido contra los rusos en el este de Ucrania. Al mantener años de guerra de baja intensidad en el este, Rusia, paradójica­mente, había preparado al Ejército ucraniano para un asalto a escala nacional. Muchos veteranos se reincorpor­aron al Ejército.

“Esta fue una sorpresa grande y desagradab­le para los rusos”, dijo el Capitán Voitsekhov­sky. “Teníamos experienci­a en combate. No hubo que explicar nada. Tomamos las armas y no necesitába­mos ayuda”. Maidan también hizo eco en los planes de guerra de Rusia.

En la invasión, Rusia buscó capturar rápidament­e la capital con el objetivo de establecer un gobierno títere. Un plan identifica­do por funcionari­os ucranianos habría reinstalad­o a Yanukovich. Ucrania está ahora a la defensiva a lo largo de los mil kilómetros de frente, luchando con municiones cada vez más escasas y una profunda incertidum­bre respecto del futuro de la ayuda militar y financiera de EE. UU. Pero los ucranianos ya han luchado antes contra obstáculos difíciles.

Sviatoslav Syry, que fue golpeado por policías antimotine­s cuando era un manifestan­te estudianti­l en la plaza, fue electo a un escaño en el Parlamento y hoy pelea en una unidad de artillería del Ejército ucraniano.

Los manifestan­tes de Maidan estaban consternad­os cuando la policía antimotine­s irrumpía en el campamento de carpas en la plaza en redadas nocturnas. “En la mañana crees que quizás todo terminó”, dijo. “Pero adentro ya existe la ira y el deseo de volver”.

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SERGEY PONOMAREV PARA THE NEW YORK TIMES

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