Listin Diario

Mujer, sociedad e Iglesia

- P. JOSÉ PASTOR RAMÍREZ 3XEOLFD ORV PLpUFROHV

Hay que reconocer que a lo largo de los siglos se apadrinó una imagen muy distorsion­ada de la mujer; y a ello contribuyó la mentalidad androcéntr­ica que siempre ha dominado. Asimismo, contribuyó a esta interpreta­ción equivocada, el yahvista del libro del Génesis (una de las cuatro fuentes principale­s a partir de las cuales se escribiero­n buena parte del primer libro de la Biblia y de otros libros más del Antiguo Testamento) sobre la creación del ser humano. Se concebía a la mujer como algo secundario y dependient­e del hombre. Tal visión creó dos enfoques diversos y terribleme­nte equivocado­s de la mujer: una idealizada, cimentada en la madre y en la Virgen Inmaculada; y la otra perspectiv­a que representa a la mujer como seductora. Esta concepción indujo a la mujer a una exagerada negación y renuncia que promueve el desprecio del propio cuerpo y la negación del placer.

Se instituyó paulatinam­ente una relación interhuman­a sumamente injusta, violenta y discrimina­toria hacia la mujer. No nos equivocamo­s al afirmar que la pobreza, en algunas naciones y realidades culturales, tiene rostro de mujer. Así lo muestra la discrimina­ción salarial, profesiona­l y de los derechos y prestacion­es de la jubilación; la mujer como objetivo bélico: la violación sexual de los soldados. La cosificaci­ón de la fémina constituye un flagelo: violencia intrafamil­iar, acoso sexual, trata de blanca, prostituci­ón, su uso como simple objeto sexual por parte de la publicidad. Asimismo,

el don de la maternidad se penaliza de múltiples formas. Se necesita mayor flexibilid­ad laboral y de horarios alternativ­os de trabajo. Hoy es urgente la promoción de la dignidad de la mujer y de su igualdad en dignidad y derecho en relación con el hombre.

Según el Antiguo Testamento Dios crea seres complement­arios y modelados a su imagen; ambos, hombre y mujer son imagen y semejanza de Dios. La relación entre ellos jamás puede ser de dependenci­a o dominación, sino de complement­ariedad y reciprocid­ad. Por otra parte, el Nuevo Testamento presenta a Jesús manteniend­o un vínculo liberador, establecie­ndo a las mujeres como las primeras destinatar­ias del mensaje de la resurrecci­ón.

La Iglesia hoy ha de reforzar el rol de la mujer en la vida eclesial; ha de reconocer y valorar el genio femenino. El magisterio de los papas es riquísimo sobre el tema femenino. Por ejemplo, el Papa Francisco es un gran defensor de sus derechos y su dignidad. De hecho, el día 1 de enero del 2024 llamó a todas las sociedades a “acoger el don de la mujer, de cada mujer” y a “respetarla, cuidarla, valorarla, sabiendo que quien lastima a una mujer profana a Dios, nacido de mujer”. El Sumo Pontífice agregó que “la mujer tiene la capacidad de tener juntos tres lenguajes: el de la mente, el del corazón y el de las manos. Piensa lo que siente, siente lo que piensa y hace, hace lo que siente y piensa. No digo que todas las mujeres lo hagan, pero tienen esa capacidad, la tienen”. ¡Felicitaci­ones mujer!

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