Haití y nosotros
La mayoría de los dominicanos prefieren creer que Haití y la República Dominicana compartimos la isla, pero nos separa una gran distancia, tanto histórica, como socio política y económica. Lamentablemente están equivocados, tenemos más similitudes con los haitianos de lo que queremos o estamos dispuestos a reconocer. Tenemos coincidencias históricas, mientras Rafael Leonidas Trujillo reinaba aquí, Francois Duvalier (Papa Doc, porque era médico) gobernaba allá. A Trujillo lo mataron en 1961, tuvimos unos cinco años de inestabilidad y
Joaquín Balaguer, un discípulo de Trujillo, mantuvo la estabilidad como pudo, costó mucha sangre. Balaguer salió del poder en 1978, gobernaron Antonio Guzmán y Salvador Jorge Blanco, después, retornó Balaguer en 1986. Tras la muerte de Papa Doc en 1971, su hijo Jean Claude (Baby Doc) gobernó hasta que huyó en 1986, dejando un vacío de poder hasta ahora. Ese vacío lo llenaron unos 23 gobiernos de saqueadores, que crearon nuevos ricos a costas del sufrimiento nacional.
Hoy Haití está arrasada por el caos total, hay unos 400 mil desplazados y un millón 500 mil padecen hambruna. Esa es la población aproximada de la suma de las provincias Santiago, La Vega, Puerto Plata y Duarte, un final feliz para esta historia no se vislumbra. El vacío de poder que dejó la salida de Balaguer del escenario político, lo llenaron gobiernos saqueadores que crearon nuevos ricos, como en Haití.
Hoy, paulatinamente, la inseguridad pública, las pandillas, la delincuencia y otras formas de descomposición social aumentan en la República Dominicana, como empezó hace años en Haití.
Hace poco el Listín Diario reportó que nuevos ricos haitianos se asociaron con nuevos ricos y capitales tradicionales dominicanos, esas sociedades controlarán la economía dominicana. Tenemos idiomas, religiones y culturas diferentes, pero el capital tiene el mismo idioma, cultura, religión y ambición: ganancias. Los casi dos millones de haitianos hambrientos y desplazados no se tirarán al mar, debemos entenderlos, como humanos. Quien diga tener “la situación bajo control” no dice la verdad, quizás esconde oscuras verdades que no puede revelar. Debemos mantener la calma, sin miedos, sin reacciones, actuando con humanidad, sin responder con odios ajenos.