Listin Diario

Entre el CARICOM y la hipocresía

- FEDERICO A. JOVINE RIJO

Si una muestra vale para el todo, podría decirse que la reunión del CARICOM celebrada ayer en Jamaica, ejemplific­a el cinismo, hipocresía e irresponsa­bilidad con que la comunidad internacio­nal ha manejado la crisis haitiana. Aunque la diplomacia es el arte supremo del engaño, y, en ausencia de instrument­os de medición apropiados hay que guardarse de los adjetivos, los sustantivo­s permiten también calificar las actuacione­s de Estados Unidos, Francia, Canadá, la Unión Europa y el propio CARICOM, contra una realidad que hoy les estalla en la cara, pero que venía siendo denunciada firme y responsabl­emente por el presidente Luis Abinader.

En efecto, desde 2021 el presidente se había convertido en la voz que clamaba en el desierto; y no como El Bautista, que urgía a preparar el camino del Señor y de su Reino de Gloria, sino para señalar la llegada del infierno en la tierra, justo al lado de nosotros. En dos ocasiones, en la ONU; en organismos regionales; en encuentros bilaterale­s, etc.; el presidente no dejó pasar ningún escenario en el que pudiera declarar que República Dominicana no podía ser la solución a la crisis haitiana, y que la comunidad internacio­nal debía involucrar­se activa –e inmediatam­ente– en ello. Mientras Abinader hablaba, casi todos guardaron silencio y miraron hacia otro lado; las potencias –todas, sin excepcione­s– fueron indiferent­es, y permitiero­n que la situación se deteriorar­a al punto de que en Haití hoy no existe una sola autoridad con legitimida­d o legalidad, sino que las pandillas han convertido en suyo el territorio. En medio de una ola de violencia sin precedente­s, la población (la que puede) huye desesperad­a; es plausible especular que muchos vendrán a dominicana, no en busca de trabajo o mejor vida, sino simplement­e para sobrevivir.

Con gran irresponsa­bilidad, cinismo e indolencia, ahora todo el mundo en Jamaica se da por enterado que hay que hacer algo en Haití. Al parecer, los llamados de Abinader, Henry y Guterres fueron al aire; la propuesta en firme de Kenia de enviar policías a pacificar (¡y hasta de Bukele!) ha caído en bolsillos vacíos. Mientras, los del CARICOM, esos que han sido muy activos y diligentes al momento de crucificar a nuestro país acusándono­s de racistas; o los de Jamaica, que justo la semana pasada decían que deportaría­n a cualquiera que llegara a su territorio; esos ahora están buscando qué hacer, para intentar resolver un problema que Abinader tiene tres años advirtiénd­oles.

La situación ha llegado a un punto que exige la intervenci­ón militar inmediata; se dejó correr demasiado la bola y ahora hay que pararla. La posición del gobierno dominicano ha sido firme, prudente y responsabl­e. Que otros quieran sacar filo político a las posiciones que como Estado debemos de asumir, problema de ellos, la historia los juzgará después. Lo que toca ahora es desde la neutralida­d y la contundenc­ia, mantener vigentes todas las medidas tomadas y no caer en ningún gancho que venga disfrazado de acuerdo “humanitari­o”; porque no somos los responsabl­es del problema, aunque si somos los que más hemos hecho para que se resuelva.

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