EL DEPORTE LO LLEVÓ AL RANGO DE GENERAL
JACOBITO MATEO MOQUETE HA IMPULSADO UNA SERIE DE INTERCAMBIOS DEPORTIVOS DE LA POLICÍA NACIONAL CON LA COMUNIDAD.
No fue un plan ni una estrategia, pero su trabajo en el deporte y los deportistas le abrieron las puertas de una relación que con el tiempo se convirtió en un eterno romance. Hablamos del nuevo general de la Policía Nacional, Jacobo Mateo Moquete, quien ha transitado un largo camino al lado de los deportistas, cosechando frutos materiales y sentimentales. Con esas herramientas alcanzó finalmente el pasado dos de marzo un rango de general que se le había evadido en los últimos 20 años. En sus casi 45 años en esa institución no ha tenido que blandir su arma de reglamento para conseguir resultados a favor de su institución y de la población misma.
Lo suyo ha sido la prevención y la procura con los torneos, clínicas y charlas deportivas que constantemente organiza en los barrios más carenciados del país. utilizando como señuelos a laureados peloteros como Pedro Martínez, David Ortiz, Miguel Tejada , Vladimir Guerrero y Moisés Alou, Raúl Mondesí para solo citar algunos nombres sonoros.
Sobre su fascinación por el deporte, en los que el béisbol y muy particularmente las Águilas Cibaeñas, que en su alineación batean de primero, dio crédito a su padre, el ex general Marcelino Mateo Almonte, fallecido el pasado año a la edad de 97 años.
“Es una herencia de mi papá”, declaró en el programa La Hora del Deporte, que se difunde los domingos de once de la mañana a una de la tarde en CDN-Deportes. En 1991 propuso”La Policía Nacional tres días con el barrio”, idea que el jefe de la “uniformada”, Mayor general Ramón Alcides Rodríguez Arias, ordenó que fuera extendido el año entero.
Otra iniciativa de Mateo Moquete que caló fue celebrar un juego de softbol entre la Universidad Autónoma de Santo Domingo, dos eternos rivales que nunca habían compartido en la misma mesa.
Esto provocó, que en un hecho sin precedentes, el jefe de la Policía de 1993, visitara la alta casa de estudios sin ningún aparataje para presenciar un juego que ayudó a bajarle algo a las tensas relaciones de la universidad del pueblo con la Policía, caracterizadas por los enfrentamientos continuos entre agentes y estudiantes. Reveló que el día que fue ascendido pasó por el colmado “La Venganza”, compró una cerveza jumbo y luego se dirigió al cementerio Cristo Redentor para presentarles las insignias a sus padres Bienvenida Moquete, “La esperanza verde”, y Marcelino Mateo.