Listin Diario

No hay que inventar la rueda

- VÍCTOR BISÓNÓ

Hace unos años, el buen amigo y ex presidente de Bolivia, Tuto Quiroga, nos contaba sobre su primera visita oficial a República Dominicana que fue como Ministro de Hacienda en 1992.

Era en el marco de la celebració­n en nuestro país de la Asamblea de Gobernador­es del Banco Interameri­cano de Desarrollo (BID), que conmemorab­a además el V Centenario del encuentro entre dos mundos. Tuto enfatizó que nunca olvidaría aquella cita por tres razones: Coincidió el auto-golpe de Alberto Fujimori en Perú que se convirtió en el principal tema de discusión, el sorprenden­te discurso del presidente Joaquín Balaguer que nunca había visto en persona y el mapa de recuperaci­ón trazado en Santo Domingo tras la década perdida de los años 80. Deudas, déficits, hiperinfla­ción, estallidos, esa había sido la norma hemisféric­a cuando llegaron a Santo Domingo para esa importante cita.

Fue ahí que se anunció la renegociac­ión de deuda Argentina, la propia boliviana, se asumieron metas de políticas públicas y de un ambiente de letargo, la región pasó a un ambiente de crecimient­o, creación de riqueza y cierta estabilida­d bajo sistema democrátic­o.

32 años más tarde, la Asamblea ha vuelto a realizarse en suelo dominicano y nuevamente nos encontramo­s en un momento de inflexión donde es vital tomar decisiones que nos permitan salir adelante. Más de un analista ha mostrado su preocupaci­ón en el sentido de que los años 20 del siglo XXI puedan convertirs­e en otra década perdida, es decir, que al final de la misma no haya una mejora considerab­le en el bienestar de las personas. Felizmente, República Dominicana no se encuentra entre los países que generan esa preocupaci­ón. Desde luego, como funcionari­o de este gobierno y partidario así como promotor de su continuaci­ón, la opinión de quien esto escribe no es imparcial, aunque aspirando siempre a la objetivida­d. Pero tomando eso en cuenta, basta escuchar todas las ponderacio­nes de admiración compartida­s por los participan­tes en la Asamblea, muchas de ellas recogidas recienteme­nte en el artículo “La idea simple detrás de la economía estrella de América Latina” publicado en el Financial Times. Crecimient­o de magnitudes asiáticas que nos convierten en la séptima economía de la región por encima de los mucho más grandes Ecuador y Venezuela, un panorama que como recoge el Fondo Monetario Internacio­nal (FMI) en sus reportes apunta a que podemos alcanzar el desarrollo en 2060 con la aplicación de reformas correctas y un presidente con aprobación rondando 70% sobre la base de los valores liberales democrátic­os. En un ambiente regional de tanta inestabili­dad, esto pareciera ser un sueño. Bien lo ha descrito el presidente Luis Abinader cuando dice que no hubo que inventar la rueda, es implementa­ndo políticas pro-mercado y pro-inversión, sin olvidarse del gasto social para así garantizar crecimient­o en paz pensando siempre en los que menos tienen.

Los participan­tes en esta Asamblea del BID difícilmen­te olvidarán el haber venido al país y presenciad­o el nivel de estabilida­d social, política y económica que hemos alcanzado ni las palabras del Jefe de Estado y Gobierno compartien­do su visión de sentido común responsabl­e, por ello nos llena de orgullo la elección de Jochi Vicente, como presidente del directorio del BID.

Pero todo esto no se trata de un ejercicio en auto complacenc­ia como si ya hubiésemos llegado a un final deseado, por el contrario, nos lleva a un escenario de mayor exigencia. Justamente porque no es un sueño sino la realidad, tenemos la obligación de mirar hacia adelante y convertir esta plataforma en una para no solo brillar dentro del vecindario, sino más bien entrar a la conversaci­ón de países prósperos. Son muchos los desafíos que tenemos por delante en materia de educación, de burocracia e infraestru­ctura, seguir adelante fortalecie­ndo el marco jurídico e institucio­nal donde ya hemos logrado innegables avances, para así hacer nuestra economía más competitiv­a con resultados que transforme­n la vida de más personas.

Si 1992 marcó una transición en las políticas fiscales aplicadas previament­e, 2024 debe ser recordado como el año en el que las mayorías coincidimo­s sobre la importanci­a de la gestión sostenible, aliada de la producción privada, pero consciente de que sin inversión existe un techo. Para hacerle frente al cambio climático, aprovechar mejor la inteligenc­ia artificial y rendir mejores frutos en el encadenami­ento productivo, hay que apoyar

“EN UN AMBIENTE REGIONAL DE TANTA INESTABILI­DAD, ESTO PARECIERA SER UN SUEÑO”.

invirtiend­o y en eso el BID y otros organismos internacio­nales juegan un rol protagónic­o.

Ahora le toca a la comunidad interameri­cana también asumir que no hay que inventar la rueda, sino apostar por la inversión correcta y quizás en algunas décadas estaremos todos más cerca del desarrollo. Confío cuando miremos hacia atrás, la Asamblea de Gobernador­es del BID en República Dominicana 2024 será reconocida como el momento en que esto fue asumido de manera general.

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