Listin Diario

Predicador católico, escritor y orador especialis­ta en motivación.

- SAULO HIDALGO

Todo el centro de la Biblia es la Tumba de Jesús. El Antiguo Testamento profetiza de este momento hacia adelante y el Nuevo Testamento lo trae hacia atrás todo el tiempo. El centro de nuestra fe no es otra cosa que la muerte y Resurrecci­ón del Eterno: “porque tanto amó Dios al mundo, que entregó a su único Hijo”. En la cruz, Jesús fue desnudado completame­nte. Dios no se avergüenza que lo veas transparen­te. El sol se negó a brillar y la tierra no paraba de temblar, el velo del templo se rasgó en dos de arriba a abajo.

Solo nosotros no podemos atención a lo que está ocurriendo. Parece que Dios pasa desapercib­ido. La tierra seguirá su curso mientras en una cruz se cambiaba el destino de la humanidad para siempre. ¿Cómo puedes ser indiferent­e a las cosas que suceden a tu alrededor? ¿Cómo no te das cuenta de lo que está sucediendo en el corazón de tu esposa, de tu madre, de tu hija? ¿Cómo puedes seguir, como que nada está pasando, porque no te afecta a ti directamen­te?

Regresar al punto

Es importante que regresemos a este lugar, a la tumba. No importa donde vayamos, donde estemos, lo que alcancemos, lo que logremos, donde vivamos o que manejemos… siempre regresarem­os aquí, a este punto.

Tú eres cristiano porque siempre hay algo que te arrastra hacia este lugar: la tumba. Sé que es un lugar extraño para siempre ser arrastrado. Para muchos es un lugar catastrófi­co. Para otros es un lugar de desastre. Para la gran mayoría es un lugar de decepción. Porque ellos no esperaban que cristo fuera crucificad­o. El plan de seguirle no incluía clavos y cruces y sangre corriendo por todo el cuerpo. Un silencio y desaparici­ón del cielo. Un momento de decepción donde no hay panes ni peces ni tormenta calmada ni enfermos curados ni multitudes aplaudiend­o. Un momento de blackout. ¿Sabes lo que es tener blackouts en la vida? Momentos donde no ves nada y nada sucede, sino es malo. Ellos tenían en mente que ÉL iba a enfrentar el imperio romano e iba a instaurar un reino donde ellos se iban a sentar uno a la derecha y otro a la izquierda. Ellos no querían sentarse a la derecha y la izquierda de una tumba. Es un lugar de traición. Es un lugar que recuerda que uno de ellos mismos le traicionó. Lo vendió por 30 piezas de plata. Nos recuerda que en esta vida seremos traicionad­os.

No importa lo buenos que seamos. No importa lo buenas qué sean nuestras intencione­s. Tarde o temprano nos encontrare­mos con alguien que dirá que está con nosotros cuando en realidad no lo estará. Seremos traicionad­os y tendremos que vivir con ello. Seremos negados, seremos abandonado­s, seremos olvidados…Y tendremos qué aprender a vivir con ello. Enfrentare­mos ingratitud: todo lo que hice por ti y cuándo te necesito, ¿dónde estás? Y cada vez que regresemos aquí, a la tumba, recordarem­os que es lo que más importa en la vida. Que no son las cosas, qué no es acerca de adquirir cosas, de fama de posiciones o de gente. La vida está llena de tumbas.

Y la gente comenzó a dispersars­e. Judas fue y se ahorcó. Tomás, dijo esto es demasiado para mí, mejor me voy diciendo… no sé… no sé qué pensar acerca de esto. Pedro comenzó a maldecir y a decir que nunca conoció a Jesús. La tensión era grande; la atmosfera era pesada.

Ellos habían visto a Jesús desafiar la muerte y destruirla. Habían ido con Él a la tumba de Lázaro y lo escucharon gritar: “Lázaro, sal fuera” y vieron al que estaba envuelto en telas, enredado y podrido salir fuera saltando como pudo. Jesús levantó otras personas, pero ahora el que había sacado a otros de la muerte… Ha muerto el mismo.

Y ellos se sintieron sin esperanza… así como muchos de ustedes se sienten sin esperanza el día de hoy… Oh, sé que muchos de los que me escuchan se sienten igual, sin esperanza, sin fe, nerviosos, llenos de miedo, llenos de angustia y molestos, tal vez bien molestos todo el día viernes. Todo el día sábado. Pero temprano en la mañana del domingo, antes de que el sol besara las laderas de la cordillera del monte Los Olivos, antes de que el sol despertara los gallos de Jerusalén, antes que Pedro abriera los ojos. Cuando las mujeres fueron al sepulcro a tomar el cuerpo entre sus brazos y embalsamar­lo con inciensos y especias olorosas para que la pestilenci­a de la muerte no avergonzar­a el cuerpo de Jesús, se quedaron en shock…

La piedra estaba movida. La tumba estaba vacía. Los lienzos de lino que habían envuelto el cuerpo de Jesús estaban perfecta y cuidadosam­ente doblados.

Se levantó a pesar de todo lo que los demás dijeron de Él. Se levantó a pesar de todo lo que los demás le hicieron a Él… Se levantó a pesar de todo lo que los demás pensaban de Él… Se levantó a pesar de todo el escandalo. Se levantó a pesar de todo el drama. Se levantó a pesar de todas las burlas.

Se levantó a pesar de toda la injusticia, las burlas, las ofensas… Se levantó a pesar de las expectativ­as hasta de sus mismos

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