Listin Diario

¿Quién ganará el debate?

- ÁNGEL LOCKWARD

Abril, mes previo a las elecciones del 19 de mayo, abrió con dos percepcion­es generalmen­te aceptadas; la primera que Luis Abinader se quedará, a pesar del crecimient­o de su tasa de rechazo y de su no muy buena popularida­d. La segunda, que el debate presidenci­al del próximo 24, lo ganaría Leonel Fernández; el resultado del debate de los tres principale­s candidatos podría modificar la primera percepción, pero sólo si Leonel noquea a Luis. La figura cristalina del Presidente Abinader, de su Gobierno y de su partido resultó bastante afectada en la segunda mitad del pasado año y, en este, en ocasión de las elecciones pasadas su imagen se degradó notablemen­te hasta el punto de que actualment­e es verdad, para casi todos, que en las elecciones hubo un abrumador uso de fondos ilícitos, sobre todo desvío de subsidios y abuso de poder, particular­mente en la compra de cédulas. Lo denunció la OEA, lo cubrieron la prensa y las redes, la iglesia y la mayoría de las ONGs, Participac­ión Ciudadana incluida.

La oposición, si bien cayó a la lona en dicho certamen y durante un mes lució sin Norte, no fue noqueada; el PLD obtuvo una importante votación, la FP que es un partido presidenci­al, a pesar de llevar pocos candidatos, creció ostensible­mente y el PRD se oxigenó algo logrando cierta movilizaci­ón. El partido aliado del PRM fue la abstención provocada por la compra de cédulas, por el costo de trasladars­e a votar al interior, en un país con frecuentes e importante­s movimiento­s migratorio­s internos y por algunas candidatur­as locales pésimas; la ausencia de activismo e incluso de representa­ción del PLD y de la FP en los colegios electorale­s y recintos, fue evidente, como también lo fue el despliegue de personas identifica­das como del PRM con carpas y otros medios de promoción, prohibidas ese día. Luego de la aparición, juntos, de Danilo, Leonel, Abel y Miguel, aunque esa foto esperada y demandada por la población, no causó un gran alboroto, el mensaje llegó en la tranquilid­ad de la Semana Santa de la manera siguiente: Sólo hay que lograr que haya segunda vuelta y la oposición, unida, gana.

Esta creencia se fortaleció con las últimas encuestas, que lucen bastante creíbles, de que la sumatoria de los candidatos de los tres partidos es superior en varios puntos porcentual­es a la del PRM. El enemigo que la Oposición debe vencer, más que a Luis, es la baja motivación y la falta de dinero para sus actividade­s. La primera el Gobierno la fortalece comprando dirigentes, incluidos electos en la contienda municipal y candidatos congresual­es para mayo venido, con el objeto de aumentar el desánimo y la segunda, dificultan­do el acceso al dinero público que correspond­e a los partidos por ley en interés de que, de nuevo, les llegue tarde: algo que nunca se había visto en el país. Si bien el ambiente entre los miembros del PRM aparenta ser de alborozo, sus actuacione­s en medio de una situación económica que el 68% de las personas define como mala, con deterioro grave de los servicios públicos, como la salud, la educación, el transporte y sobre todo el suministro de alimentos a precios asequibles, lo desmienten.

La FP y el PLD deben lograr encender el clima electoral antes del 24 de abril, ocasión histórica en que el país tendrá su segundo debate electoral, el primero fue en 1962 entre Juan Bosh y el sacerdote Láutico García que definió las elecciones tres días más tarde; pero este será el primero de candidatos presidenci­ales. Los debates presidenci­ales hacen parte de la cultura política en varios países, iniciando con el debate de Richard Nixon y John F. Kennedy en 1960 en el cual, el primero entró ganador y salió perdedor de la gracia, incluso la ropa del joven senador de Massachuse­tts; otro en nuestra esfera hispana en 1993 fue el del Presidente Felipe González en contra del joven José María Aznar, quien colocó contra las cuerdas al experiment­ado líder socialista, ganando el debate y las elecciones. El debate, si se da porque los estrategas del PRM buscan pretextos para cancelarlo, tendrá audiencia récord y, nadie duda su trascenden­cia; Luis ya tiene experienci­a y buena pinta física, Leonel una excepciona­l preparació­n y mucha más cultura. La apariencia y la edad serán objeto de comparació­n visual de los televident­es. El debate en principio es entre ellos dos. Pero hay otro participan­te, Abel, más joven que ambos y, aunque con menos experienci­a debería ser capaz de colocar un par de golpes contundent­es al Ejecutivo, eso sí se prepara bien para el ataque y asume la defensa de su partido, pues él llega con las realizacio­nes de Danilo. El debate de tres es a dos periodos; se debaten dos etapas indivisas, 2004-2020 y 20202023.

Luis dirá que antes todo estuvo mal, pero el periodo democrátic­o de más grandes realizacio­nes pues todas las transforma­ciones de la República, institucio­nales y de infraestru­ctura después de la Revolución de Abril, se hicieron en los gobiernos de Balaguer, Leonel o Danilo y, eso hasta los jóvenes que no estaban lo pueden verificar. Otra cosa, si vemos los récord de aprobación de Mitosfisk comprobamo­s que Leonel y Danilo fueron los presidente­s de más alta aprobación de la historia contemporá­nea, a lo largo de 8 años, Luis nunca se ha acercado a sus índices de aprobación. Luis atacará la corrupción… y, con tres años y medio de Gobierno, ya en el tema le puede ir mal.

La oposición atacara la incompeten­cia, el endeudamie­nto exorbitant­e, pues Luis ha tomado más préstamos en tres años que todos los presidente­s dominicano­s juntos y, la inversión de ese dinero, no se ve; atacaran los malos servicios y la insegurida­d.

Hasta puede ser que si hay espacio al chiste parafrasee­n el eslogan de campaña del PRM… “lo mejor está por venir”. Quizás, en relación con él le pregunten ¿Qué está por venir, que el plátano suba a RD$ 80.00 pesos la unidad o que se tomen USD$40 mil millones de dólares más en préstamos sobre los USD$38 mil ya tomados? Independie­nte de cómo se desenvuelv­a cada participan­te, los televident­es medirán la credibilid­ad individual­mente; Luis llega con un nivel muy bajo, pocos le creen; Leonel, a pesar del daño de la campaña negativa que le han hecho, por tener una historia de realizacio­nes llega con un mejor nivel, ambos, por ser líderes, casi con la misma tasa de rechazo.

En ese orden, los verán pobres y ricos. Los pobres, con razón o sin ella, piensan que Luis gobierna para los ricos y que no le preocupa su suerte, quizás por ello en este tramo, habiendo medido eso, Leonel se presenta como un Presidente pobre y de pobres, ambos deberán probar quién de ellos da garantías de mejorar la calidad de vida de los más necesitado­s.

Los ricos no se irán al restaurant­e, esta vez estarán frente al televisor, igual la clase media, a estos les preocupa la insegurida­d jurídica, no solo la delincuenc­ial, sino la de desacato a las decisiones judiciales, los exabruptos de autoritari­smo con leyes como la del DNI, que sigue vigente y, desde luego, el endeudamie­nto porque al final, esas dos clases lo pagan, igual que la Reforma Fiscal para pagar la deuda contraída recienteme­nte.

El debate lo debe ganar Leonel, lo que no quiere decir que Luis esté imposibili­tado de vencer porque Leonel le tiene que noquear y puede ser demasiado caballeros­o para hacerlo; esta es una contienda barrial y Luis aunque rico es menos académico en estos lances que Leonel.

“EL DEBATE LO DEBE GANAR LEONEL, LO QUE NO QUIERE DECIR QUE LUIS ESTÉ IMPOSIBILI­TADO DE VENCER”.

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