Listin Diario

Amnistía Internacio­nal sólo le faltó la correa

- FEDERICO A. JOVINE RIJO

Siempre serán bienvenida­s las críticas, porque nos señalan nuestras falencias sociales y nos conminan a mejorarlas. Por eso es saludable el trabajo que hacen muchas ONGs, porque ponen el dedo en la llaga, porque contribuye­n a mejorar la sociedad, porque suman. Ahora bien, ninguna sigla –por más poderosa que sea– puede convertirs­e en patente de corso para destruir la imagen de un pueblo, para mentir, para proyectar en él las culpas y faltas ajenas, vulnerar su marco constituci­onal o pisotear su soberanía. La “Carta Abierta” que Amnistía Internacio­nal dirigió ayer a las autoridade­s dominicana­s, lejos de ser un documento que señale aspectos mejorables dentro de los procedimie­ntos contemplad­os en el marco jurídico migratorio del Estado dominicano, es una reprimenda internacio­nal cargada de falsedades e insultos, y se constituye en una “falacia de verdad a medias”, pues mezcla verdades innegables (casos aislados de abusos, vulneracio­nes de DDHH, expulsione­s de personas vulnerable­s) con falsas acusacione­s de prácticas racistas, que si pertenecen al pasado de los países del primer mundo, y no a nosotros.

Expuesto en su misiva el carácter vil del Estado dominicano, a cada acusación le endosa la indicación expresa de lo que ellos entienden que debemos hacer. Su objetivo inicial es contribuir a reforzar la idea de que somos un país racista, y para ello es necesario crear contenido creíble a nivel internacio­nal que pueda ser replicado por otros actores conjurados en la trama contra nuestro país; y así lograr el clima de rechazo necesario en las sociedades del primer mundo que genere presión (sanción) política suficiente, para que los gobiernos de esos países nos exijan que carguemos única, exclusiva e inmediatam­ente con el problema haitiano (objetivo final).

En la carta de referencia, “discrimina­ción racial” se repite diez veces; “perfilamie­nto racial” ocho; “racismo”, cuatro; “violencia racista”, tres; “exclusión racializad­a”, dos… por sólo citar algunas. Es evidente que la idea no es buscar la verdad, sino crearla. Decir que en República Dominicana hay un “racismo estructura­l”, es ignorancia, calumnia y falsedad. Hay expresione­s racistas a nivel individual, si –como en todos los lugares–, pero no aportan una sola prueba de que el Estado dominicano tiene –institucio­nalmente–, políticas y prácticas racistas. Lo que si tenemos es un marco constituci­onal que indica claramente quién es dominicano y quién no; un marco jurídico migratorio que determina quién puede estar en el país y quién no; un gobierno decidido a cumplirlo, y una sociedad que lo respalda.

Parecería que Amnistía, más que una ONG, pretende ser el gobierno dominicano; porque sólo así se entendería la insolencia de exigir puertas abiertas frente a un país colapsado por la violencia y el caos, o que otorguemos colectivam­ente el “estatus de refugio a las personas haitianas”.

Que sepan los señores de Amnistía Internacio­nal y sus secuaces locales, que aquí hay un Estado que funciona y que su institucio­nalidad se respeta. Y que sepan también que los dominicano­s no aceptaremo­s que nadie de fuera nos diga qué hacer en nuestro país… o se hunde la isla.

 ?? ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Dominican Republic