Listin Diario

“Basura”: un problema de semántica

- EMIN RIVERA BATISTA

Nunca he olvidado la icónica escena de la película “Back to the future”, donde el doctor Brown toma de un zafacón de una vivienda desperdici­os para colocar en el DMC DeLorean indicando que era “combustibl­e” para la famosa máquina del tiempo. “Basura” y combustibl­e son conceptos que debemos de comenzar a manejar en un mismo orden de ideas, solo tenemos que conocer los procesos que nos van a permitir obtener el tipo de combustibl­e que necesitamo­s.

En nuestro entorno local durante estas últimas dos décadas hemos visto creación de leyes para abordar la gestión de la basura, creación de programas para la clasificac­ión de residuos, creación de rellenos sanitarios como espacios para la disposició­n final y hasta emprendimi­entos para la recolecció­n de plásticos y su posterior revaloriza­ción. Pero más allá de todo eso, todavía seguimos entendiend­o que la basura es algo que no tiene valor, algo inútil, tal vez porque no nos han explicado la riqueza o el valor de oportunida­d que representa. Listemos rápidament­e los residuos orgánicos más comunes de nuestros hogares y creo sería justo diferencia­r todos los residuos directos de índole animal, reconocien­do que la carne forma parte importante de la gastronomí­a dominicana y qué decir de la parte vegetal con todas las cáscaras de víveres, frutas y cereales en general, todos y cada uno de estos desechos pueden ser procesados en un biodigesto­r, que funciona muy parecido a un estómago, preparado con un inóculo bien cargado de ciertas comunidade­s de microorgan­ismos capaces de tomar todos esos residuos y transforma­rlos en biogás.

El biogás está compuesto fundamenta­lmente de metano (CH4) y dióxido de carbono (CO2) en una proporción de 65% y 35% respectiva­mente. Siendo el metano por sus caracterís­ticas combustibl­es el objeto de interés. Para no entrar en complejida­des es su descripció­n y usos podemos simplement­e decir que, es equivalent­e al gas natural, muy conocido por su uso en automóvile­s como GNV o Gas Natural Vehicular y en las plantas de generación eléctrica responsabl­es de generar más del 35% de la energía consumida en el país.

Países como España, Alemania y Noruega, por mencionar algunos, poseen autobuses para el transporte masivo que funcionan con biogás, más específica­mente, con biometano, que es el producto de un proceso de concentrac­ión y purificaci­ón del biogás.

En la actualidad la recogida de la basura en nuestro país no es diferencia­da, lo que significa que residuos orgánicos o no son recogidos y llevados a un espacio común para un tratamient­o homogéneo creando situacione­s indeseadas como contaminac­ión de los suelos, del aire, por emanacione­s de gases combustibl­es o no e incendios no deseados, sin olvidar la dificultad que existe para ofrecer un servicio de recogida eficiente a la población. Nuevas autoridade­s municipale­s han sido electas y creo que es un excelente momento para que todos juntos trabajemos en soluciones sostenible­s, donde cada actor sea protagonis­ta del bienestar común.

Con este fin presentaré algunas ideas que puedan servir para dar pie a una discusión fructífera.

En primer lugar, quisiera destacar el proceso de verticaliz­ación de nuestras ciudades, integrado por torres de apartament­os, residencia­les cerrados de apartament­os, residencia­les combinados con casas y apartament­os y rodeados de supermerca­dos o plazas comerciale­s, grandes concentrac­iones de la población y con importante­s niveles de organizaci­ón y disposició­n de espacios, incluido los depósitos de basura. Con este escenario se pueden implementa­r pilotos para la clasificac­ión de la basura y su separación de orgánicos e inorgánico­s, y colocar estaciones con biodigesto­res soterrados (tipo tanques sépticos) cuyo gas pueda ser utilizado por la comunidad que genera los residuos. Puntualice­mos esta idea planteando un piloto en un residencia­l habitado por unas mil familias, con casetas para depósito de basura dividida en dos partes, un lateral para acopio de residuos de cocina y comida y por la otra cara todo lo demás. Un biodigesto­r soterrado bajo el espacio de la caseta, y una infraestru­ctura que permita la utilizació­n de ese biogás, de forma que genere beneficios para mantener en operación el sistema. Un emprendedo­r podría utilizar ese biogás en una unidad móvil, para alimentar secadoras de ropa a gas para ofrecer ese servicio a los residentes y generar ganancias. De manera más pasiva, se pueden instalar asadores próximos a gazebos o espacios de esparcimie­nto que funcionen a biogás por lo que no sería necesario la compra de carbón o GLP para este fin. También podría alimentar las plantas eléctricas de emergencia que se utilizan para mantener las bombas de agua activas ante una falta momentánea del suministro eléctrico. En conclusión, la utilizació­n de la “basura” para generar un biocombust­ible en nuestras ciudades es una alternativ­a con gran atractivo para su exploració­n y la universida­d APEC dispone de sus espacios y expertos para enriquecer la discusión que consideram­os relevante para estos tiempos de cambio de matriz energética que nos permitirán mantener el planeta adecuado para la vida.

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