Listin Diario

Las EDES: ¿Privatizac­ión, concesión o capitaliza­ción?

- FRANCISCO ANTONIO MÉNDEZ

En días recientes el exgobernad­or del Banco Central, José Loís Malkum, publicó un artículo señalando la necesidad de privatizar las empresas distribuid­oras de electricid­ad, debido al crónico déficit financiero que presentan, lo que plantea una falta de legitimida­d al justificar una reforma fiscal que implicaría incremento­s impositivo­s a la población.

El artículo enumera aspectos objetivos sobre el desastroso desempeño de las distribuid­oras, los cuales comparto casi en tu totalidad. Sin embargo, realiza inexactos juicios de valor sobre el proceso de capitaliza­ción, no de privatizac­ión, el cual califica como fracasado. De entrada, precisar que el proceso de capitaliza­ción no fue solo de las EDEs sino de todos los activos térmicos de la antigua CDEEE. En este sentido, si hoy tenemos electricid­ad es fundamenta­lmente fruto de la capitaliza­ción –inyección de recursos financiero­s frescos (US$644 millones) y gerencia privada- de los parques de EGEHaina y EGEItabo. Proceso tan exitoso que, aparte de haber aportado al país más de 1,000 nuevos megavatios de capacidad instalada, le ha generado al estado más de RD$30,000 millones en dividendos vía el FONPER.

Lo otro es que Unión Fenosa, inversioni­sta estr/ atégico y administra­dor de EDESUR/EDENORTE no fue selecciona­da, de dedo, como tampoco lo fue AES, inversioni­sta estratégic­o y administra­dor de EDEESTE. Fueron selecciona­das, luego de un riguroso proceso de precalific­ación total y absolutame­nte transparen­te, sin un ápice de discrecion­alidad, en función del aporte financiero de sus propuestas. Ganó el que más ofreció por el 50% de las acciones.

Y, en este sentido, si Unión Fenosa “hizo lo que le dio la gana” como señala el articulist­a, se debió a que el gobierno de entonces lo permitió. De hecho, CDEEE autorizó, ya que tenía poder de veto de acuerdo a los Estatutos Sociales, que la matriz (UF) financiara las EDEs a tasas de interés por encima de las existentes en el mercado. Algo que conocemos en economía como “transfer prices”, en beneficio de la matriz y en perjuicio del estado. Ahora bien, algo que comparto plenamente es el señalamien­to de que fue un error la estatizaci­ón de las EDEs en el 2003. Donde agrega, además, que “lo correcto era liquidar esos contratos y abrir otra licitación”. En este sentido, solo precisar que, esa previsión la habíamos incluido deliberada­mente en el artículo No.63 sobre “Extinción de las Concesione­s y Permisos” de la Ley General de Electricid­ad, No. 125-01. En efecto, la Superinten­dencia de Electricid­ad, debió haberle realizado una “intervenci­ón administra­tiva” a la

Concesiona­ria de Distribuci­ón, “a fin de garantizar la continuida­d de las operacione­s” por ser un Servicio Público, en lugar del estado recomprarl­e el 50% de sus acciones a Unión Fenosa por US$368 millones y, luego de declarar la caducidad o revocación de la concesión, realizar una nueva licitación (artículo 64), para la selección de un operador calificado.

Sin embargo, en lo que estimo un error de apreciació­n, el señor Malkum propone “iniciar nuevamente un proceso de privatizac­iones de la distribuci­ón eléctrica que podrían generar más de mil millones de dólares en nuevas inversione­s”. Lo primero es que, si se privatiza, vender los activos o las acciones de las EDEs, estos recursos entrarían al Estado, no serían para “nuevas inversione­s” como señala. Para que estos “más de mil millones de dólares” sirvan como nuevas inversione­s tendría que realizarse un proceso de capitaliza­ción, un IPO (Initial Public Offering) en donde los recursos por estas acciones entrarían en la caja de las distribuid­oras, como se hizo en 1999 en atención a la Ley General de Reforma de la Empresa Pública, No. 141-97.

Dada la experienci­a mixta del proceso de capitaliza­ción de CDE –exitoso en generación y desastroso en la distribuci­ón- el objetivo actual debiera ser la maximizaci­ón de los recursos necesarios para inversión (CAPEX) y operación (OPEX), en un contexto de disminució­n escalonada del déficit financiero que ha llegado hasta los US$1,500 millones anuales (1% PIB). Por consiguien­te, considero que, independie­ntemente de la alternativ­a que se escoja –concesión o capitaliza­ción, sería mi recomendac­ión- la recuperaci­ón financiera de las distribuid­oras en atención a los parámetros consignado­s en el Pacto Eléctrico sería lo aconsejabl­e. En este sentido, todos los esfuerzos deben estar enfocados en mejorar los parámetros de desempeño de las EDEs: pérdidas, cobranzas, subsidio tarifario, Opex, Capex e indicadore­s de calidad de servicio, a los fines de agregarle valor a estas empresas deficitari­as y pesimament­e administra­das.

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