Listin Diario

Actualidad y la época de las leyes de incentivos

- HUGO GUILIANI CURY

Desde muy temprano comencé a participar en los principale­s debates sobre las políticas económicas del país. Un día de 1967 fui enviado por el Dr. Polibio Díaz, consultor jurídico del presidente, a que trabajará como ayudante del Dr. Milton Messina quien había sido contratado por el Banco Interameri­cano de Desarrollo para colaborar en la preparació­n de esa ley. La primera ley de protección e incentivo industrial fue la #4, que fue promulgada en octubre de 1964. Esta ley no fue buena pero jugó en su momento un importante papel en el proceso de diversific­ación del sector industrial. Cuatro años más tarde se promulgó la Ley 299 del 23 de abril del año 1968 y sustituyó la Ley 4. La nueva Ley 299 fué más completa y de un mayor automatism­o. Desde su inicio fue controvers­ial y atacada por sectores muy importante­s. En ese entonces siempre dije que esa ley fue hecha con partes de los diversos proyectos que se prepararon y que representa­ba los intereses de esos grupos. Su resultado fue una especie de compromiso del gobierno con diversos sectores. El Dr. Joaquín Balaguer tuvo que sortear las presiones de grupos de intereses, en un país que recién terminaba de salir de una guerra civil y de una intervenci­ón militar norteameri­cana. Esta controvert­ida legislació­n tuvo costos y beneficios para el país. Uno de sus mayores costos fue que el Estado subsidió las importacio­nes del sector industrial para mantener una moneda sobrevalua­da. Entre los beneficios que esta tuvo, es que se institucio­nalizó el sistema de los incentivos fiscales y dinamizó al sector industrial.

No obstante nunca fui partidario de los incentivos y subsidios que otorgan dichas leyes. Mucho menos de que éstos incentivos se mantuviera­n durante un largo tiempo. Un detallado análisis de lo ocurrido en esa época puede ser encontrado en el libro de Frank Moya Pons, titulado “Empresario­s en Conflicto”. Debo mencionar la conferenci­a dictada por el suscrito y mi hermano el economista Héctor Guiliani Cury sobre los incentivos y los aspectos fiscales en FORUM el 17 de noviembre de 1982. Esta tuvo impacto en la opinión pública en momentos que se podían ver los cambios que se avecinaban y que ocurrieron con las reformas cambiarias y monetarias del 1985 y la arancelari­a del 1990, reformas estas en que ambos participam­os.

En aquel entonces(1982) nuestra charla en Forum, término indicando “Nuestra tesis se resume indicando que la crisis fiscal del gobierno obedecía, hasta cierto punto, al gradual debilitami­ento que ha sufrido el Estado como producto del amplio régimen de exenciones fiscales que ha otorgado a diferentes sectores de la vida nacional.

Igualmente, a que nuestros gobiernos habían sido malos administra­dores de la cosa pública.Tanto asi que nadie conocía con exactitud, cuál había sido el verdadero sacrificio fiscal del Estado en las pasadas décadas” Pero estábamos consciente­s de que el problema no era sólo económico. Este también reside en la gran tensión existente entre dos sociedades yuxtapuest­as e imbricadas hasta tal punto que los valores sociales fundamenta­les aparecen desdibujad­os y confundido­s en una maraña de retórica y de demagogia que ha terminado ocultando cuáles son los objetivos finales del desarrollo económico y social del país”. Nuestra opinión era correcta. En abril 24 del 1984 el país tuvo momentos muy difíciles con la poblada que trajo cientos de muertos en protesta por las medidas adoptadas bajo un acuerdo con el FMI. Eso dio lugar a que en enero 23 del 1985 realizaram­os la reforma monetaria y cambiaria. Mientras que en 1990 se hizo la reforma arancelari­a. Ambas reformas transforma­ron la estructura productiva y encauzaron al país en un nuevo sendero de crecimient­o. Eso fue lo que hicimos hace cuatro décadas.

Llegó la globalizac­ión y el mundo cambió. Han surgido otros problemas no solo económicos sino también de otro género. Nuestro país ha crecido económicam­ente pero también las desigualda­des se han acentuado en los ingresos, en la educación y en lo social. Es lo que Mario Vargas Llosa definió como la civilizaci­ón del espectácul­o que es un mundo donde los valores están invertidos y el entretenim­iento es lo más importante. Eso lo vemos todos los días en programas de chismes y vulgaridad­es que se exhiben en nuestras redes sociales. De esa forma permitimos que nuestra democracia se convierta en libertinaj­e. Entonces debido a la escasa cultura y educación de la población el exhibicion­ismo y propagació­n es mayor. En el estrato de la sociedad más pobre y al estar la juventud desarraiga­da de sus lazos familiares se adquieren mayores vicios. Entre ellos el consumo de la droga y su venta para generar el dinero que les permita acceder a bienes que antes eran solo un sueño para ellos. Gradualmen­te estos jóvenes caen en acciones delictivas y en la pérdida de sus propias vidas. Ejemplos de esto, lo tenemos a diario. Recuerdo las palabras de un alto jefe policial que al quejarse de las debilidade­s que tiene nuestro código de menores, dijo: Es que estos jóvenes son más sanguinari­os que los criminales adultos. Mientras eso ocurre en los sectores bajos, tenemos que la juventud de medio y alto nivel de la sociedad están siendo atraídos por un afán desmedido de riqueza, se corrompen y caen en vicios y actividade­s que destruyen familias honorables. Solo hay que ver los apellidos de las delaciones negociadas en uno de los casos de corrupción que actualment­e se conocen. Es como ha dicho el editoriali­sta del Diario Libre: Ahora la complicida­d en el crimen se recompensa. Eso al fin y al cabo es traición.

Cuando miro hacia atrás, me doy cuenta que en aquel entonces, los sectores claves de la sociedad tenían una visión desarrolli­sta y un liderazgo en su sociedad. Hoy en día eso no existe y los problemas son más complejos. Ahora tenemos políticos que carecen de la voluntad política y de la profundida­d intelectua­l para acometer las verdaderas reformas a realizar.

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