Listin Diario

Culpa y perdón, dolor y liberación

- 3 -26e 3$6725 5$0Ì5(= 3XEOLFD ORV PLpUFROHV

Se ha de reconocer que todo acto humano es libre y regularmen­te busca el bien. Los duplos: culpa y perdón, dolor y liberación forman parte de la condición humana; una gestión saludable de ellas beneficia al individuo, al grupo y a la institució­n. Igualmente, su manejo deficitari­o generaría grandes y graves consecuenc­ias. La palabra perdón proviene del latín “per-donare” (don, donar, donación). Es un regalo liberador par sí mismo y para los demás. Perdonar no es justificar ni olvidar ni obligar; no es un acto de debilidad, superiorid­ad o tolerancia con el mal. El perdón no es un acto forzoso, sino libre y liberador que dignifica al ofensor y al ofendido. En tal sentido, sostiene el psiquiatra español Manuel Villegas, que “perdonar

es un proceso de duelo que supone una renuncia a la: rabia, venganza, victimizac­ión, deuda, resarcimie­nto, resentimie­nto o culpa”. Perdonar es una decisión que presume un proceso: reconocimi­ento del daño, separar la ofensa del ofensor, decidir si quiero perdonar y renunciar a la venganza, arrepentim­iento, conversión del corazón, y la manifestac­ión expresa de perdón. Además, hay cuatro actitudes morales que nos disponen al perdón: el amor, la comprensió­n, la generosida­d y la humildad. Innegablem­ente, el perdón es la mejor terapia: es gratuita, no tiene efectos secundario­s y libera del pasado, fortalece el presente y abre al futuro.

Por otro lado, la culpa es una experienci­a misteriosa de la que ni siquiera la persona sana se libra. Asimismo,

la culpa hace alusión a la transgresi­ón; conjuntame­nte, puede estar vinculada a lo legal o social (delito), a lo moral o religioso (pecado), o a lo psicológic­o (sentimient­o, intenciona­lidad). La culpa puede verificars­e en diversos ámbitos: moral (abandonar a los hijos), legal (fraude fiscal), existencia­l (no debería haber nacido) o neurótica (culpa de supervivie­nte).

La conciencia de toda persona le grita continuame­nte lo que debería ser y hacer, sobre todo cuando no vive a la altura de mí misma. Sabe que debe evitar el mal; que puede ser mejor, pero experiment­a “algo” que le conduce a actuar mal. Así lo reconocía san Pablo en la carta a los Romanos 7,9: “No hago el bien que quiero, sino que obro el mal que no quiero”. Lo más fácil sería vivir huyendo de uno mismo; justificán­dose de mil maneras, culpabiliz­ando siempre a los demás, quitando importanci­a a los propios pecados, errores e injusticia­s y eludiendo la propia responsabi­lidad.

Así como las personas están llamadas a liberarse de la culpa y del dolor, también a las institucio­nes. En tal sentido, es preciso destacar el esfuerzo de Jesús por curar la religión, liberándol­a de tantos comportami­entos patológico­s de raíz devocional (legalismo, hipocresía, rigorismo, culto vacío de justicia y de amor). Jesús fue un gran curador de la religión: libera de miedos religiosos y no los introduce; hace crecer la libertad y no la servidumbr­e; atrae hacia el amor de Dios y no hacia la ley; despierta la compasión y no el resentimie­nto. ¡Perdona y te liberarás de la culpa y del dolor!

Newspapers in Spanish

Newspapers from Dominican Republic