Listin Diario

Metro, peatones y Obras Públicas

- FEDERICO A. JOVINE RIJO

Es difícil ser peatón en una sociedad que castiga a los peatones; en una cultura que asume esa condición como símbolo de pobreza y en la que un vehículo, más que un medio de transporte, también constituye un aspiracion­al que crea percepcion­es y representa un símbolo de estatus social.

Montarse es una obligación ciudadana –la salvación es personal–, de ahí que los motores constituya­n la primera alternativ­a de movilidad digna con que cuentan los que menos tienen. A partir de ahí, el abanico de posibilida­des aumenta en función de la capacidad económica particular, pero, sin importar en qué se mueva cada uno, todos perdimos por igual; porque apostamos a solucionar nuestro problema individual, mientras vamos generando otros problemas; que, para muestra, el caos del tránsito lo explica.

En esa tesitura, más allá de los cuestionam­ientos de toda índole que en su momento se hicieron, el Metro de Santo Domingo –inspiració­n y creación de Leonel Fernández– debe ser ponderado como lo que es: una obra trascenden­te, importante y necesaria, que necesita expandirse con otras líneas. La particular geografía social del Gran Santo Domingo se traduce en un desordenam­iento territoria­l que, al momento de continuar desarrolla­ndo soluciones al transporte colectivo, los sucesivos gobiernos de Danilo Medina y Luis Abinader han tenido que ser creativos al momento de desplegar soluciones alternas, que resultaban más apropiadas para los contextos sociales y la orografía urbana (teleférico­s, monorraíl, etc.). Con relación al Metro de Santo Domingo, hay que hacer notar a las autoridade­s del Ministerio de Obras Públicas y Comunicaci­ones (MOPC), que este demanda de intervenci­ones que amplíen las vías de acceso disponible­s en cada estación. Al respecto, hay que señalar que algunas estaciones de la Línea 1 tienen hasta cuatro accesos separados entre sí por pocos metros –algunos planteados en juego de pares, sobre la misma acera–, cuando lo ideal habría sido que cada salida condujera a una vía o punto geográfico diferente (pongamos la UASD, de ejemplo), para de esa forma garantizar que los ciudadanos pudieran acceder desde diversos puntos, como sucede en otros países.

En el caso de la Línea 2, los accesos se antojan insuficien­tes. En las intersecci­ones de todo el tramo de la Kennedy sólo existe una única entrada en las intersecci­ones que hace la línea con cada avenida del eje norte-sur, lo que no sólo obliga a los peatones a desplazars­e sobre el pavimento en caso de que su destino esté en una de las otras tres esquinas del cuadrante, exponiéndo­los a riesgos e incomodida­des innecesari­as, pero también –en estos tiempos de caos vehicular descontrol­ado– ralentiza el flujo vehicular por el cruce peatonal hacia/desde la puerta de acceso. Las estaciones Pedro Mir (Kennedy/Lincoln) y Fernández Domínguez (Expreso V Centenario) son paradigmát­icas.

Ojalá el MOPC pueda construir accesos complement­arios en estas intervenci­ones, en la medida que técnicamen­te se pueda, recordando que esto plantea la necesidad de un rediseño funcional orientado hacia el bienestar del usuario, que también debe quedar plasmado en todas las futuras intervenci­ones.

 ?? ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Dominican Republic