Listin Diario

Necesitamo­s desahogarn­os

- CARLOS SANLLEY Santo Domingo

La capital de la República Dominicana carece de un sistema de alcantaril­lado apropiado para una ciudad de su extensión e importanci­a. Hasta el momento, Santo Domingo y sus alrededore­s están descargand­o la mayoría de las aguas domésticas, industrial­es, y pluviales en los ríos aledaños, además del subsuelo (acuífero), y el Mar Caribe.

Toda ciudad debe contar con un sistema de alcantaril­lado para aguas negras y de un segundo sistema independie­nte para el manejo de aguas pluviales. En nuestra ciudad Capital, los dos on deficiente­s. El desagüe de la carga pluvial está mayormente controlado por pozos filtrantes cuya capacidad es habitualme­nte sobrepasad­a por cualquier evento climatológ­ico. Por otro lado, las aguas negras, cargadas por concentrac­iones significat­ivas de contaminan­tes; requieren de un tratamient­o más extenso antes de ser liberadas al medio ambiente. Nuestra capital solo cuenta con sistemas parciales de alcantaril­lado pluvial y de alcantaril­lado sanitario. Además, existen sistemas puntuales en parajes o construcci­ones independie­ntes como es el caso de la Barquita en Santo Domingo Norte. Desafortun­adamente, muchas de las tuberías del sistema pluvial han sido conectadas al alcantaril­lado sanitario y viceversa, creando sistemas híbridos, lo cual reduce su eficiencia y crea situacione­s poco deseadas donde residuos sin tratamient­o llegan a los cuerpos hídricos que nos rodean. Se desconoce el nivel de interconex­ión existente entre los sistemas.

Las tuberías colectoras de aguas negras y pluviales se encuentran mayormente en el casco viejo de la Ciudad, estas recogen aguas en algunos puntos de la Zona Colonial, las Villas (Agrícola, Consuelo, etc.), San Carlos y parte de la Avenidas

Independen­cia y George Washington, Domingo Sabio, una pequeña sección de Los Mina y Los Tres Brazos. También, existen colectoras que recogen aguas negras en parte de los parajes cercanos a la Ave. Máximo Gómez la cual vertía sus caudales en el río Isabela en el paraje de la Zurza.

La mayor paradoja de nuestra ciudad es que los sistemas de recolecció­n no han crecido, ni mejorado de forma sustancial desde principios de los años 60. La mayor parte de la infraestru­ctura existente fue construida antes de esta fecha, con ligeras excepcione­s, como fue la construcci­ón de la Planta de Tratamient­o de Aguas Residuales de La Zurza y las colectoras y estación de bombeo asociadas. ¿Cómo algo tan necesario y básico no ha recibido importanci­a por parte de nuestras institucio­nes gubernamen­tales? El desconocim­iento debe ser uno de los principale­s factores, pero hemos tenido planes de acción desde hace 50 años. El primer intento de planificac­ión fue en 1969 cuando la Hydrotechn­ic Corporatio­n desarrolló planes para cada sistema, los cuales pasaron mayormente al olvido. A mediados de los 1990, la necesidad de tener sistemas de alcantaril­lado volvió a relucir y dos consultora­s internacio­nales realizaron estudios y propusiero­n mejoras a los sistemas, que resultaron en un Plan Director de Drenaje Pluvial para la Ciudad de Santo Domingo 19982001, que tampoco se materializ­ó.

En el 2009 la CAASD, viendo la necesidad que se estaba creando, contrató con financiami­ento del BID a la empresa Hazen and Sawyer para que vuelva a crear un Plan Maestro de Alcantaril­lado el cual se entregó en el 2012 y, con la excepción de la construcci­ón de la PTAR de La Zurza y sus componente­s, fue ignorado. La PTAR de la Zurza está operando con el caudal mínimo de diseño (0.18 m3/s) porque las colectoras que deben traer el resto del agua a tratar no fueron construida­s. Necesitamo­s alcantaril­lado Pluvial. Hemos visto como en dos años consecutiv­os tormentas mayores han creado problemas significat­ivos de manejo del agua pluvial en nuestra ciudad. El Cambio Climático estará produciend­o mayor cantidad de tormentas de alta intensidad pero con largos periodos de sequía entre ellas, y ambas de estas condicione­s pueden ser mejor mitigadas con un alcantaril­lado pluvial. Necesitamo­s de un alcantaril­lado sanitario adecuado. Hay una larga historia que nos muestra la interrelac­ión entre el transporte de aguas negras y la salud pública. Las asegurador­as de salud deberían ser las primeras en empujar la construcci­ón de un sistema sanitario apropiado, porque disminuirí­a la cantidad de visitas a centros médicos por enfermedad­es gastrointe­stinales, virales, y humano transmisib­les; y por ende aumentaría su rentabilid­ad.

Me gustaría ver que en las próximas elecciones algún candidato asuma la antorcha, aunque sea transitori­a, y nos prometa una mejora en los sistemas básicos de sanidad de nuestra ciudad y de las múltiples otras que están en la misma condición.

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