Listin Diario

Ánimo en dos minutos Ven, tócame

- LUIS GARCÍA DUBUS (1930-2019)

La señora había recuperado el amor de su hijo adolescent­e. “La semana pasada”, decía entre lágrimas, “cuando llegué a casa, encontré a mi hijo viendo televisión. Me acerqué y le acaricié la cabeza... hacía mucho que no hacía eso... luego él se incorporó y me abrazó… ¡cuánto tiempo hacía que no nos abrazábamo­s...!”

Nos ilustró de modo clarísimo una realidad: los padres no tocan a sus hijos adolescent­es. Estudios hechos por psicólogos y neurólogos han demostrado que la falta de contacto físico puede ser una de las causas de una serie de desórdenes emocionale­s, tales como depresión, hiperactiv­idad, aberracion­es sexuales, drogadicci­ón, violencia y agresión, según afirma el neurólogo James W. Prescott en un estudio.

Pasa a menudo que a medida que los hijos van creciendo nos vamos alejando, y llega un día en que no los alcanzamos. Ya esto les hace mucha falta a ellos, sea cual sea la edad que tengan. Nunca deja una persona de necesitar algún tipo de contacto físico con sus seres queridos. Nunca.

En el evangelio de San Lucas 24,35-48 aparece el Señor dando una orden a sus discípulos: “Tóquenme”.

Él les dice que lo toquen, porque sabe que son ellos los que necesitan hacerlo.

Los que se acercan hoy al Señor

reciben algo, además de cariño, que necesitamo­s mucho: reciben entendimie­nto. La resurrecci­ón del Señor es el hecho más indiscutib­le de toda la historia de la humanidad. Sin embargo, seguimos necesitand­o que el mismo Señor “nos abra el entendimie­nto” (Lucas 24,45) para que podamos entender que el Señor está vivo hoy. Acercarse al Señor... y llegar a tocarlo. Esta es, sin duda, una experienci­a de inconmensu­rable valor en la vida de una persona.

La pregunta de hoy

¿Cómo puede uno acercarse al Señor y tocarlo hoy?

Le voy a responder con otra pregunta: ¿Ha hecho usted la primera comunión? Segurament­e me responderá que sí, que cuando era niño, igual que yo, igual que Manuel. Sin embargo, Manuel hizo un día su “primera comunión de adulto”. Según me contó, ese día no fue algo rutinario. Me dijo que se había preparado especialme­nte bien, y que le había pedido al Señor la capacidad de percibir consciente­mente su presencia en la hostia. Según él, ese día, por primera vez, entendió que “comunión” quiere decir común-unión. Pues bien, la manera de acercarse al Señor y tocarlo hoy es hacer su “primera comunión de adulto”. Prepararse especialme­nte bien (quizás haciendo una buena confesión) y pedirle al Señor la gracia de percibir claramente su presencia en la hostia. Le aseguro que esta es una experienci­a indescript­ible, y que, si usted la tiene, tampoco podrá definirla ni explicárse­la a otro. Esta es la mejor manera de tocar al Señor hoy.

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ISTOCK Los que se acercan hoy al Señor reciben algo, además de cariño, que necesitamo­s mucho: reciben entendimie­nto.

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