Lecturas de domingo
muerte del comunismo en el siglo XX». Robert Conquest, cuyos trabajos sobre la Unión Soviética le convirtieron en una autoridad, estimó 40 millones de víctimas, sin contar a los fallecidos en la Segunda Guerra Mundial. En 1987, Rudolph Rummel, de la Universidad de Hawai, dijo que la URSS había matado a 61,9 millones de personas entre 1917 y 1987. Mientras que el historiador ruso y premio Nobel de Literatura Aleksandr Solzhenitsyn, en el segundo volumen de su ‘Archipiélago Gulag’, de 1973, cifró el número de víctimas de la represión en 88 millones.
La idea de que se pueda comparar a ambos regímenes ha sido siempre rechazada con indignación por los comunistas. De hecho, incluso el grupo socialista europeo –en el que se encuadra el PSOE– presentó una propuesta distinta a la resolución finalmente aprobada, en la que se evitaba mencionar al comunismo y los crímenes cometidos en su nombre en la condena. Es probable que los nazis también hubieran rechazado con igual indignación esta declaración pública, pero no hay que olvidar que esta equiparación ya fue establecida en la primera mitad del siglo XX por autores tan importantes y dispares como George Orwell, Simone Weil, Marcel Mauss, Bernard Shaw, el Nobel de Literatura André Gide y socialistas rusos convencidos como Victor Serge. Hay muchos historiadores que, incluso, defienden que el nazismo no podría explicarse sin la existencia previa del comunismo.
Los gulag
Una de las diferencias más notables entre ambos es que que los gulag soviéticos se emplearon para castigar y eliminar a los disidentes políticos soviéticos, con el objetivo de transformar lo más rápido posible las estructuras socio-económicas del país e impulsar la colectivización y la industrialización. Los nazis, por su parte, emplearon sus campos de concentración para el exterminio de la raza judía, principalmente. El balance más desolador de este último fue hecho público hace dos años por el Holocausto Memorial Museum de Washington, a través del proyecto ‘Enciclopedia de Campos y Guetos’. El resultado fue un mapa de 42.500 campos de concentración, guetos y factorías de trabajos forzados que provocaron entre 15 y 20 millones de muertos o internados. En su mayoría fueron judíos, pero también integrantes de otros grupos perseguidos por el nazismo, como los gitanos y los homosexuales. «Las cifras son más altas de lo que originalmente pensamos», aseguró el director del German Historical Institute de Washington, Hartmut Berghoff.
AMBOS REGÍMENES COMETIERON ASESINATOS EN MASA, GENOCIDIOS Y DEPORTACIONES, Y FUERON LOS CAUSANTES DE UNA PÉRDIDA DE VIDAS HUMANAS Y DE LIBERTAD A UNA ESCALA HASTA ENTONCES NUNCA VISTA EN LA HISTORIA DE LA HUMANIDAD.