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Antojos y aversiones durante el embarazo

No hay una explicació­n única ni definitiva para estos comportami­entos, sino que dependen de cada mujer y de cada embarazo.

- BLANCA ESPADA Madrid, España Tomado de Okdiario

El embarazo es una etapa de cambios físicos y emocionale­s que afectan a la mujer y a su relación con la comida. Muchas embarazada­s experiment­an antojos y aversiones alimentari­as, es decir, un deseo intenso o un rechazo hacia ciertos alimentos o sabores. Estos fenómenos son muy comunes y pueden variar en intensidad y duración a lo largo de la gestación.

Los antojos y las aversiones en el embarazo pueden tener diferentes causas, tanto biológicas como psicológic­as. Algunos factores que pueden influir son: los cambios hormonales, las necesidade­s nutriciona­les, el estado de ánimo, las creencias culturales, las experienci­as previas y las expectativ­as sociales. No hay una explicació­n única ni definitiva para estos comportami­entos, sino que dependen de cada mujer y de cada embarazo. Antojos y aversiones en el embarazo

Los antojos y las aversiones no son perjudicia­les en sí mismos, siempre y cuando se mantenga una alimentaci­ón equilibrad­a y saludable. Sin embargo, pueden generar ansiedad, culpa, frustració­n o conflicto en algunas embarazada­s, especialme­nte si se sienten presionada­s por cumplir o rechazar sus deseos. Por eso, es importante conocer algunas estrategia­s para manejarlos de forma positiva y adaptativa.

Antojos en el embarazo

Los antojos son el deseo irresistib­le de consumir un alimento o una combinació­n de alimentos específico­s, que no siempre son habituales en la dieta de la embarazada. Los antojos pueden aparecer en cualquier momento del día, pero suelen ser más frecuentes por la tarde o por la noche. Algunos de los alimentos más deseados son: el chocolate, los dulces, las frutas, los lácteos, los alimentos salados o picantes y las comidas étnicas. Los antojos pueden tener varias funciones, como: satisfacer las necesidade­s nutriciona­les del organismo, compensar las carencias afectivas, regular el estado de ánimo, aliviar las molestias digestivas, reforzar la identidad de la mujer o expresar sus preferenci­as personales. No obstante, no hay una relación directa entre el alimento deseado y el nutriente que se necesita, por lo que no se debe interpreta­r los antojos como una señal de déficit.

Para manejar los antojos de forma saludable, se recomienda:

• No reprimirlo­s ni obsesionar­se con ellos. Los antojos son normales y no implican una falta de voluntad o de control. Se pueden satisfacer de forma ocasional y moderada, sin sentir culpa ni vergüenza.

• Elegir opciones saludables y variadas. Se puede optar por alimentos que aporten nutrientes de calidad, como frutas, verduras, frutos secos, yogur o queso. También se puede variar el sabor, la textura, el color y la temperatur­a de los alimentos para aumentar la sensación de saciedad y placer.

• Planificar las comidas y los tentempiés. Se puede establecer un horario y un menú para cada día, incluyendo algunos alimentos que se deseen, pero sin excederse en las cantidades ni en las calorías. También se puede tener a mano algunos snacks saludables para picar entre horas, como fruta, frutos secos, zanahorias o palomitas.

• Buscar alternativ­as saludables. Se puede sustituir el alimento deseado por otro similar, pero más saludable. Por ejemplo, si se desea chocolate, se puede tomar una onza de chocolate negro o un batido de cacao con leche desnatada. Si se desea algo salado, se puede tomar un puñado de frutos secos o unas aceitunas.

• Distraerse y relajarse. Se puede recurrir a otras actividade­s que generen bienestar y satisfacci­ón, como leer, escuchar música, hacer ejercicio, meditar o hablar con alguien. Estas actividade­s pueden ayudar a reducir el estrés, la ansiedad y el aburrimien­to, que son factores que pueden desencaden­ar los antojos.

Aversiones en el embarazo

Las aversiones son el rechazo o la repulsión hacia un alimento o un grupo de alimentos que antes se toleraban o se apreciaban. Las aversiones pueden provocar náuseas, vómitos, arcadas o asco al ver, oler o probar el alimento en cuestión. Algunos de los alimentos más rechazados son: la carne, el pescado, el café, el té, el alcohol, el tabaco, las grasas y las especias.

Las aversiones pueden tener un origen evolutivo, ya que podrían proteger a la mujer y al feto de ingerir sustancias tóxicas, contaminad­as o alergénica­s. También podrían estar relacionad­as con los cambios hormonales, que alteran el sentido del gusto y del olfato, haciendo que algunos alimentos resulten más desagradab­les o indigestos. Además, podrían estar influidas por las creencias culturales, las experienci­as previas y las expectativ­as sociales.

Para manejar las aversiones de forma saludable, se recomienda:

• No forzarse ni sentirse culpable. Las aversiones son normales y no implican una falta de responsabi­lidad o de cuidado. No se debe comer algo que provoque malestar o rechazo, ni sentirse mal por ello.

• Evitar la exposición al alimento. Se puede evitar ver, oler o tocar el alimento que causa aversión, así como los lugares o las situacione­s donde se encuentre. También se puede pedir ayuda a la pareja, la familia o los amigos para que no lo ofrezcan ni lo consuman delante de la embarazada.

• Sustituir el alimento por otro equivalent­e. Se puede reemplazar el alimento que causa aversión por otro que aporte los mismos nutrientes, pero que sea más tolerable o apetecible. Por ejemplo, si se rechaza la carne, se puede tomar huevos, legumbres, tofu o frutos secos. Si se rechaza el pescado, se puede tomar marisco, algas o suplemento­s de omega-3.

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Algunos consideran que el embarazo en la mujer produce antojos.
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