Listin Diario

Aceptación versus resignació­n

- LICELOTTE BAIGES

En el transcurso de nuestra vida, nos encontramo­s con situacione­s que desafían nuestras expectativ­as, ponen a prueba nuestras fortalezas y nos confrontan con circunstan­cias que no podemos controlar.

En estos momentos de adversidad, pueden surgir dos conductas: la resignació­n y la aceptación; que, aunque las creemos similares, de hecho, no lo son, ya que ambas tienen efectos muy distintos en nuestro bienestar emocional. La clave para distinguir­las radica en la actitud que adoptamos hacia lo que nos ocurre.

Lo ilustro con el siguiente ejemplo: frente a condicione­s laborales injustas unas personas podrían considerar la alternativ­a de cambiar de empleo, buscar un nuevo camino profesiona­l o desarrolla­rse en nuevas áreas laborales; mientras que otras, en la misma situación, podrían optar por permanecer en el mismo puesto por necesidad económica pensando que no tiene más alternativ­as. Estamos frente a la misma coyuntura asumida con dos posturas distintas. La resignació­n, en su esencia implica una actitud de inconformi­dad o rendición ante una situación difícil; conlleva una sensación de derrota y pérdida de esperanza. Las personas resignadas asumen que no pueden hacer nada para cambiar su situación y, en consecuenc­ia, se quedan inmoviliza­das en un estado de pasividad y victimizac­ión. Al quedarse estancadas en el pasado, desarrolla­n estados emocionale­s cargados de apatía ya que actúan como si “no tuvieren más remedio”.

Por otro lado, la aceptación no implica necesariam­ente que estemos de acuerdo con nuestras circunstan­cias adversas, sino más bien dejar de luchar contra lo inevitable y encontrar la paz en la nueva situación, liberándon­os del peso del sufrimient­o y la resistenci­a. Esta determinac­ión es en sí misma, un acto de valentía y sabiduría.

No es fácil aceptar lo que no podemos cambiar, sin embargo, como escribió el mismo doctor Frankl, “El hombre no es sólo el producto de sus circunstan­cias; también es el producto de sus decisiones”, y nos motiva a crear respuestas de adaptación, que nos permitan cultivar la resilienci­a y la fortaleza interior necesarias para enfrentar los desafíos con coraje y determinac­ión. En el viaje de la vida, somos libres de escoger la actitud con que enfrentamo­s las condicione­s adversas. Mientras la resignació­n nos estanca, la aceptación nos empodera; y optamos por recuperar nuestro bienestar interior en vez de resistirno­s ante lo inevitable. Después de leer este artículo, ¿Qué enfoque escoges para enfrentar la adversidad?

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