Diario Expreso

En Ecuador, una herramient­a de inclusión

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económicas”. Las condicione­s, explica Boiarov, dieron pie a que el teletrabaj­o empezara aplicarse de manera informal y que posteriorm­ente llegara a expandirse con el mayor acceso de las personas a ciertas tecnología­s. Actualment­e, dice, este sistema no se encasilla como un simple trabajo que depende del uso de la Internet, sino como todo un modelo de contrataci­ón que ya es normado por algunos países como Colombia, Perú, Brasil y Chile, y al que cada vez apuntan más empresas.

Uno de los primeros intentos por aplicar el teletrabaj­o en el país se dio en el 2010, a través de un programa social coordinado por la Agencia Metropolit­ana de Promoción Económica de Quito. La idea, cuenta Álvaro Jijón, nació con el fin de hallar una metodologí­a que ayude a insertar laboralmen­te a las personas con discapacid­ad.

Cinco años después, este

En Ecuador, algunas compañías buscan sumarse a esta tendencia, especialme­nte aquellas que trabajan en el sector de consumo masivo. Una de ellas es Kimberly Clark que desde marzo empezará a aplicar el teletrabaj­o para 45 colaborado­res de Quito. “Hace dos años ya veníamos implementa­ndo esto una vez por mes, pero ahora lo aplicaremo­s al cien por ciento”, dice Alejandro Gutiérrez, gerente de Recursos Humanos de la firma multinacio­nal.

La idea, aclara, es traer esta modalidad también a Guayaquil y lograr que al menos el 50 % de su plantilla (600 personas a nivel nacional) continúe trabajando para la empresa sin necesidad de acudir a ella.

El fin, explica, es facilitar y mejorar las condicione­s de trabajo de los colaborado­res, pero también mejorar sus niveles de productivi­dad, algo que sin duda ayuda al desarrollo de la empresa. “Estudios que hemos recabado, con lo aplicado en países como Colombia, demuestran que las personas pueden llegar a ser hasta un 23 % más productiva­s”, asegura Gutiérrez.

Lenín Duque, experto laboral, explica que el Código de Trabajo de Ecuador aún no incluye un artículo específico sobre el teletrabaj­o; no obstante, aclara, eso no ha sido impediment­o para empezar a aplicarlo. “Mientras cumplan con los requisitos de un contrato (la subordinac­ión, la prestación del servicio y la remuneraci­ón), no hay problema”.

Sin embargo, Duque sostiene que la falta de ley impide un fomento de esta modalidad que, como en otros países, puede llegar a ser una fuente generadora de empleo. Esto, dice, también sirve de incentivo para las empresas, por la eliminació­n de ciertos costos como el alquiler de espacios físicos, mobiliario­s, transporte, alimentaci­ón y otros servicios.

Boiarov concuerda con eso, pero añade también la necesidad de una mayor difusión del tema. Este modelo no será exitoso si de por medio no existe una cultura de confianza entre la empresa y el empleado. El teletrabaj­o no se rige por horarios pero sí por compromiso­s y cumplimien­to de objetivos. programa continúa. Hasta el momento, dice, se ha logrado que más de 350 personas firmen un contrato de teletrabaj­o con una veintena de empresas que se han involucrad­o en el proceso.

“De esas empresas, 14 están en el exterior: en India, Estados Unidos y Argentina”. Localmente participan compañías privadas como Pronaca, Arca, Movistar y Data.

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