Diario Expreso

Los Juegos de Río, un desafío para Brasil

-

Hace siete años, cuando Río fue elegida como sede de los primeros Juegos en América del Sur, la economía de Brasil era un ejemplo para el mundo en desarrollo, Brasil era una potencia mundial, país emergente y candidato a integrar el grupo de los siete grandes estados que manejan la economía del mundo. El presidente Luiz Inácio Lula da Silva era una estrella de la política global.

Hoy se encuentra agobiado por la crisis económica y política y ahora se le presenta la oportunida­d de demostrar ante el mundo signos de recuperaci­ón en este megaevento deportivo.

Recordemos que en la actualidad, Brasil vive una recesión económica: escándalos de corrupción, crisis política con proceso de ‘impeachmen­t’ a la presidenta, epidemia del virus Zika, contaminac­ión de la bahía de Guanabara, aumento de la criminalid­ad, dos muertos en el derrumbe de una nueva ciclovía, protestas de policías por sueldos atrasados, el flamante centro antidoping suspendido por la agencia mundial, etc. etc.

Río de Janeiro entra en la recta final para inaugurar los Juegos Olímpicos el próximo 5 de agosto en medio de un pésimo ambiente en el país. En este evento deportivo, Brasil se juega lo poco de positivo que le resta a su desgastada reputación internacio­nal. En poco tiem- po, el escenario cambió tanto que parece otro país: la economía enfrenta su peor depresión en casi 100 años; Lula está perseguido por las investigac­iones judiciales sobre Petrobras mientras su ahijada política, Dilma Rousseff fue suspendida de la presidenci­a; y hasta las idílicas playas de Río están amenazadas por bacterias de aguas cloacales.

Por suerte ya están terminadas todas las arenas en las cuatro áreas de competicio­nes: Barra de Tijuca, Copacabana, Maracaná y Deodoro. Sin embargo, los dos riesgos más serios que enfrenta Río 2016 y que podrían acabar por destrozar la imagen de Brasil están relacionad­os con la seguridad pública y la infraestru­ctura de transporte.

Un ataque terrorista en el Parque Olímpico o un grave accidente en la nueva línea de subte terminaría­n con las pretension­es de Brasil de ser considerad­o un país serio, arruinaría su prestigio como destino turístico, luego de los recientes atentados en París, Bruselas, Estambul, Dacca y Bagdad -todos vinculados al Estado Islámico. Las autoridade­s brasileñas han extremado las medidas de seguridad. El operativo en todo el país, que incluye a Río y las cinco sedes de los partidos de fútbol (San Pablo, Belo Horizonte, Brasilia, Salvador y Manaos) contará con unos 85.000 efectivos, de los cuales 41.000 serán militares y el resto, policías militares, civiles y de tránsito, agentes de inteligenc­ia, miembros de la Fuerza Nacional, bomberos e integrante­s de Defensa Civil. Recordemos que en Río habrá más de 10.000 atletas de unos 200 países y 25.000 periodista­s acreditado­s.

El de por sí deficiente sistema de transporte público de Río presenta otro tipo de dolores de cabeza. Para reducir el caótico tránsito de la ciudad, el alcalde Eduardo Paes movió las vacaciones escolares de julio para agosto, para hacerlas coincidir con los Juegos. Se terminaron a las apuradas los proyectos de cuatro líneas de metrobús que agilizaría­n el traslado hasta las cuatro zonas de competenci­as olímpicas y la red de tranvías eléctricos en el centro de la ciudad, pero aún hay varios problemas.

La famosa bahía de Guanábana será el escenario de las competicio­nes de vela en un estado deplorable de contaminac­ión; recibe 90 toneladas por día de residuos sin tratar.

El virus encendió las alarmas este año al confirmars­e 1.600 casos; el golfista número uno del mundo, el australian­o Jason Day, desistió de ir a Río por temor a contraer el zika. Mal ejemplo de un deportista destacado que prefiere ganar dinero en los torneos nacionales que participa, antes que obtener una medalla olímpica. Río de Janeiro y los Juegos Olímpicos bien valen correrse algún riesgo.

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Ecuador