Liderazgo auténtico
El tema del Foro Económico Mundial de Davos de este año es Liderazgo responsable y receptivo. Una posible interpretación del triunfo de Trump es que hoy a los electores les importa menos la responsabilidad que la “autenticidad”. ¿Es posible que la conducta políticamente correcta constituya una forma de irresponsabilidad, en la medida en que evade cuestiones difíciles y no se enfoca en lo correcto sino en lo que es fácil de justificar? ¿Requiere la autenticidad enfrentar la ansiedad y la angustia que Jean-Paul Sartre consideraba eran las compañeras inevitables de la libertad y la responsabilidad? Las autoridades enfrentan su labor de dos maneras: unos consideran las políticas económicas como el conjunto de las mejores prácticas universales. Mientras más se adopten, más inversores vendrán. Otros consideran las políticas como soluciones a problemas específicos: las políticas necesariamente son idiosincráticas. Esto no significa que se debería ignorar lo que se puede aprender de los demás; pero la imitación sin adaptación es receta para la ineficacia. Fácilmente puede conducir a que se importen soluciones a problemas que el país no tiene, permitiendo que los problemas reales se agraven. Colombia y Panamá ilustran el contraste entre estos dos enfoques. Gran parte del pasado reciente, la formulación de políticas económicas en Colombia ha estado impulsada por dos metas: celebrar un acuerdo de libre comercio con EE. UU. (vigente desde 2012) e integrarse a la OCDE (en negociaciones desde 2013). Mientras tanto, no se ha abordado el principal obstáculo al crecimiento: la falta de dinamismo en las exportaciones, dada la caída del precio del petróleo. A pesar del acuerdo de libre comercio -y una depreciación del 38 % del peso desde 2014– las exportaciones a EE. UU. en general se han estancado, han caído en relación al total de exportaciones, y se han concentrado aún más en productos tradicionales. En cambio, el aumento anual del PIB de Panamá alcanzó un promedio de 8,2 %, pese a que no se benefició directamente de la bonanza de las materias primas que favoreció a Colombia y gran parte de América del Sur. Ahora que el auge ha terminado, continúa creciendo a un 5 %, mientras que Colombia se encuentra al borde de una recesión. ¿Cómo lo logró? Luego de retomar el control del Canal de Panamá en 1999, sus autoridades comenzaron a pensar cómo maximizar los potenciales impactos económicos del Canal. La comparación entre estos dos enfoques es clara. Las autoridades colombianas han puesto esperanzas en que si adoptan marcos legislativos y regulatorios basados en las mejores prácticas, alguien habrá de llegar. Panamá, en contraste, corrió el riesgo de imaginar algunas inversiones estratégicas claves orientadas a las exportaciones, y luego se enfocó en la creación de las condiciones necesarias para hacerlas realidad. En muchos casos, el sector privado tomó la iniciativa, pero las autoridades no rehuyeron la responsabilidad de hacer grandes inversiones estratégicas públicas cuando fueron necesarias.
El liderazgo auténtico exige compromiso con metas reales. Para alcanzarlas, no existen soluciones prefabricadas. Imitar los medios utilizados por otros para alcanzar sus metas es inauténtico e irresponsable.
El diseño de políticas que aborden problemas específicos, sin ignorar las lecciones provenientes del pasado o de otros lugares, conlleva riesgos’.