Responsabilidades
En los polémicos casos de Petroecuador y Odebrecht que han alertado la atención ciudadana en los últimos meses, hay algunos puntos pendientes que son importantes. Uno de ellos es tener claro quiénes son los funcionarios públicos que se habrían apropiado del dinero del Estado, o habrían traficado con la posibilidad que tienen desde el poder para influir en las decisiones que se toman en la contratación de una obra pública, así como en otros temas administrativos en el Estado
Hasta aquí lo que se conoce es quiénes supuestamente habrían ayudado a invertir el dinero obtenido producto de coimas y tráfico de influencias, pero lo que no se conoce es quiénes son los dueños de esa plata que se entregó para ser invertida, porque una es la responsabilidad de quien ilícitamente invierte el dinero que otros obtienen, lo cual deberá ser analizado y juzgado por las autoridades pertinentes a fin de determinar si existe o no culpabilidad, y otra muy distinta es la responsabilidad del funcionario que al margen de la ley y aprovechando un cargo determinado, obtiene el dinero que posteriormente invierte de manera irregular.
Lo que sí está claro, a mi criterio, es que la labor fiscalizadora de los órganos de control ha fallado; en el Ecuador existe un sinnúmero de controles que todos debemos cumplir, más aún quienes ejercen la función pública. Desde mi perspectiva creo que uno de los episodios más vergonzosos de la Asamblea se ha evidenciado con la falta de capacidad de reacción ante ciertos hechos que son públicos y notorios. Un ejemplo de ello es la declaración del exministro Pareja ante la comisión de fiscalización de dicho organismo.
Tristemente ha quedado evidenciado que mientras una parte de la población cumple a cabalidad los interminables requisitos exigidos y controlados por ciertas instituciones del Estado, hay otro grupo de privilegiados para quienes la suspicacia estatal nunca existió o se presentó tardíamente. Luego de estos episodios, los órganos de control del Estado nos deben al pueblo por lo menos una explicación razonable.