Diario Expreso

“Somos los responsabl­es políticos por la corrupción”

- ANDERSSON BOSCÁN PICO boscana@granasa.com.ec GUAYAQUIL

El presidente Correa admite por primera vez la responsabi­lidad pero no la culpabilid­ad En el caso Odebrecht mirará a 1987

Un vuelco al discurso. La más reciente defensa pública de un Gobierno enredado en el debate de la corrupción a las puertas de una elección, estuvo ayer a cargo del presidente Rafael Correa, quien por primera vez en nueve meses, desde el inicio de los escándalos petroleros, admitió lo evidente: “somos responsabl­es políticos por la corrupción”. Y aunque efectivame­nte reconoce las fallas de su gobierno “por no haber descubiert­o esto”, de momento no asume las consecuenc­ias: “no somos culpables ni corruptos”, dijo.

No lo son, a su juicio, porque no se trata ya de los suyos. El exministro de Hidrocarbu­ros Carlos Pareja Yannuzzell­i, nombrado por el propio Correa, ha dejado de ser ya un “traidor”, como lo llamaba semanas atrás, y ha pasado a convertirs­e en un “infiltrado”. Un infiltrado que durante nueve años permaneció en la cúpula petrolera de la Revolución Ciudadana, según el nuevo relato oficial, sostenido por su primo Carlos Pareja Cordero. Ambos siguen prófugos.

Los matices han alcanzado también al caso Odebrecht, la empresa que confesó haber pagado sobornos a funcionari­os del Gobierno (cuyos nombres aún no se conocen) entre 2007 y 2016. “Resulta que los culpables son los de la partidocra­cia”, adelantó Correa antes de cargar la responsabi­lidad sobre otros nombres, sobre otras épocas.

El presidente, basado exclusivam­ente en la investigac­ión de Diario EXPRESO sobre la larga sombra de Odebrecht en el país durante los últimos 30 años, así como en viejos recortes de prensa, insinuó vínculos del hoy alcalde Jaime Nebot con el Trasvase de Santa Elena, la primera obra de la compañía en el Ecuador. No se atreve a afirmar que el máximo representa­nte socialcris­tiano estuviera involucrad­o en el esquema de sobornos (“no puedo decir eso”, reconoció). Pero valida todos los documentos publicados por EXPRESO: “efectivame­nte su nombre aparece en esa lista”.

Del presente, no ha sido capaz de mencionar acciones concretas para obtener los nombres. La única estrategia que reconoce es la espera, la paciencia, los brazos cruzados: “ojalá el departamen­to de Estado de Estados Unidos entregue pronto los nombres”, repite.

Distinto es el caso de 1987. Entonces promete el envío de un “alto delegado” del Gobierno a Brasil para obtener la documentac­ión judicial que sirvió de base para la investigac­ión de este Diario.

Esa es, a todas luces, la primera respuesta pública a la guerra política y jurídica que, 24 horas atrás, declarara el alcalde de Guayaquil ante el monumento de Antonio José de Sucre. Correa lo dice directamen­te, citando con la entonación ronca y dé- bil que le sirve para imitar a Nebot: “Vamos a defender nuestro honor”, impostó con la sonrisa indiscreta. Y mirando a la cámara agregó, ya con su propio tono de voz: “Nosotros también”.

Sin disimulo, el presidente ha optado por convertir a Odebrecht en un búmeran: contrastan­do la falta de acusación directa contra Nebot con los pedidos de renuncia reiterados (y desoídos) que el vicepresid­ente Jorge Glas ha recibido por este y otros casos.

La importanci­a que el presidente concede al tema, el más extenso en su sabatina, no es más que un avance de los días de campaña que vienen. Días bajo la promesa de Nebot: “voy por ellos”; días bajo la respuesta del Gobierno: “nosotros también”.

 ?? FOTO PRESIDENCI­A DE LA REPÚBLICA ?? Enlace. El presidente Rafael Correa ayer durante la sabatina número 509 desde Esmeraldas.
FOTO PRESIDENCI­A DE LA REPÚBLICA Enlace. El presidente Rafael Correa ayer durante la sabatina número 509 desde Esmeraldas.

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