Venció el pueblo movilizado
Lo que hemos vivido esta semana es una rica historia de gestas ciudadanas. Ejemplar para valorar lo importante de las decisiones, acciones y movilizaciones del pueblo contra pretensiones fraudulentas y totalitarias. Particularmente contra quienes prevalidos del control de todos los poderes e instituciones pretenden perpetuarse en él.
Desde 1944 y 1965 no se han visto acciones espontáneas de ciudadanos comunes protegiendo y defendiendo sus derechos. Hoy lo hicieron con su pronunciamiento en las urnas. Lo hecho no es obra de gente pagada por las tiendas políticas. Son gestos del pueblo llano, hombres y mujeres de a pie que se llenaron de coraje y valor para detener el intento de una farsa de revolución que encarna, en teoría y práctica, un proyecto totalitario.
Vimos a mujeres de todas las edades, amas de casa, ancianos, jóvenes y hombres de toda condición gritando: “No hagan fraude. Respeten mi derecho”. Quedará para la historia visual lo que como evidencia está en las redes sociales sobre los intentos de torcer los resultados. Así como la “captura” de un joven que en mochila al hombro tenía actas y registros con firmas de votantes.
Nada se dirá sobre esto. Los hechos crudos seguirán ahí para ser interpretados por la ciudadanía. También las acciones valerosas de ese grupo heterogéneo que permaneció en vigilia, ciudadanos comunes de ambos sexos que en la plaza, buseta, calle, etc., daban muestra de disgusto y rechazo por la forma en la que se pretendió torcer los resultados.
Su mensaje básico ha sido entregado: el pueblo se cansó del correísmo, sus mentiras, demagogia, burlas y amenazas. Las cifras dicen: el poder electoral del “Gran Señor” ha fenecido. El soberano se saturó de quien cada sábado se mofa, insulta y amenaza a empresarios, periodistas, dirigentes sindicales, profesores, indígenas, etc. Si la soberbia y prepotencia no le dejan comprender esto, ojalá algún instructor de “boys scouts” se lo haga entender. El país quiere un cambio que no vaya por el lado del modelo autoritario de la RC. El pueblo activo y movilizado venció a los dogmáticos y resentidos sociales del buen vivir de la corrupción.