Trump: el discurso
Como habían anticipado las agencias de noticias, el presidente de EE.UU., Donald Trump, en su primer discurso ante el Congreso en pleno, definió y señaló las líneas de prioridades políticas de su gobierno, ya expresadas en su campaña presidencial, con su promesa de reforzar la seguridad fronteriza, aumentar el crecimiento económico y recuperar el liderazgo de EE.UU. en el mundo, radicalizando el intervencionismo militar en los conflictos de otros países y regiones, sobre todo de Medio Oriente, y de Siria, que soporta una guerra que va por el sexto año y cuya principal secuela es la oleada de millones de refugiados, que junto con los de las guerras de Irak, Libia y otros norafricanos se han convertido en el más grave problema migratorio de la Unión Europea, al punto que varios países han comenzado a cerrarles sus fronteras. Ya la administración Trump empieza a hacer lo mismo con los inmigrantes musulmanes de países a los que califica de “terroristas”. Trump ha propuesto un aumento de $ 54.000 millones al próximo presupuesto federal para gastos militares, incremento que definió como “histórico”, para volver “a ganar guerras”. El presupuesto para defensa aprobado para el año fiscal asciende a $ 615.000 millones. Para Chuck Schumer, líder del Partido Demócrata en el Senado, ese presupuesto militar es “moralmente indefendible”, pues pretende “enviar más y más dinero al Pentágono, en perjuicio de los más pobres y del planeta. “Es una pésima idea”, dijo, resaltando que forzará recortes en programas “que benefician a la clase media, protegen a los consumidores y aseguran la calidad del aire y del agua”. Nuestro canciller, Guillaume Long, expresó enTwitter que el aumento del presupuesto militar anunciado por Trump “es una nueva afrenta a la paz que los pueblos buscan construir”. Pero Trump, como todos los presidentes norteamericanos, salvo el Obama de la última etapa de su mandato, siempre han entendido la hegemonía y liderazgo de EE.UU. en primer lugar en términos militares, con carta abierta para “intervenir militarmente” en cualquier país o región del mundo, seguida por su forzada permanencia plagada de toda clase de abusos que, generalmente, terminan cuando ya se hace clamoroso en su contra el viejo eslogan “Yankees, go home”.