Tratado de la estupidez (I)
En 1959 el escritor húngaro Paul Tabori publicó su Historia de la estupidez humana, un extenso tratado sobre la egolatría, la irresponsabilidad y el egoísmo del ser humano, en general, y de quienes han guiado sus destinos, en particular.
Primero habría que definir qué es un estúpido. Según Alexander Feldmann, discípulo de Freud, un estúpido es aquel “…a quien la naturaleza ha suministrado órganos sanos, y cuyo instrumento raciocinante carece de defectos, a pesar de lo cual no sabe usarlo correctamente”. En otras palabras, el estú- pido tiene intactas sus capacidades de pensamiento y razonamiento, pero no las usa adecuadamente. Como dijo Forrest Gump, estúpido es aquel que hace estupideces y, añadiría yo, quien las dice.
Si bien la estupidez puede estar presente en cualquier habitante, es particularmente destacada cuando aparece en personajes públicos, como algunos de los dirigentes de nuestro sufrido planeta. Muchas de esas expresiones de estupidez pasan por la creencia de su propio endiosamiento, desde los emperadores Arcadio y Honorio, quienes establecieron la pérdi- da del empleo y de las propiedades a quienes dudaran de su divinidad, o el rey francés que enemistado con un párroco de una iglesia parisina prohibió a Dios que hiciera milagros a quienes la visitaran; hasta los autócratas, para quienes Estado, Gobierno, a veces partido político, eran uno solo, desde el rey Luis XIV hasta Hitler o Mussolini.
Son célebres, por ejemplo, los disparates que a manera de dogma se obliga a aprender desde la escuela a los ciudadanos norcoreanos, como la capacidad que tenía Kim Il-sung, padre del actual
...el estúpido tiene intactas sus capacidades de pensamiento y razonamiento, pero no las usa adecuadamente’.